MAGDA. Mi cuerpo se estremece y trató de ocultarlo, pero él levanta la comisura de su boca en una sonrisa ladeada y sus ojos se vuelven juguetones, así que se que en eso fracase. No se que pasó, un momento estábamos comiendo, luego me iba ofendida y ahora está a punto de besarme. Esto es una locura. —Esto es una locura— hace eco de mis pensamientos como si me escuchara mi mente —no retrocedas conmigo, por favor Me lo dice respirando en mis labios, siento su aliento mentolado y caliente en mi boca y vuelvo a suspirar. —Bésame— le pido, porque es lo que quiero, porque es inevitable y porque lo necesito. Él no se hace de rogar y me besa. Es un beso suave, casi una caricia de sus labios, yo me quedo muy quieta, quiero ver a donde quiere llegar. Su beso sigue lento y dulce por dos mi