A MIS PIES. MAGDA. Observó perpleja su diatriba, el hombre amable y paciente no está, se esfumó, en cambio esta este hombre salvaje y apasionado del carro. Sufurando peligro por sus poros, esta dolido por mis palabras, cosa que no fue mi intención, solo quería halagar su mísera casa y cena. —Y ¿por qué eres amable? ¿Por qué yo? ¿Porqué tanta insistencia? ¿Qué buscas? — disparo mis preguntas unas tras otra sin tomar una bocanada de aire. Respiro pesadamente, trató de inhalar hondo, me está haciendo molestar y eso nunca a sido bueno, mi carácter es muy explosivo y mido mis palabras aún menos cuando estoy molesta. —¿Qué sucede contigo? —continuó sin esperar respuesta de su parte, soltando la servilleta en la mesa en un gesto enojado— que tienen las personas ricas en la cabeza, para p