MARCO Al bajar del coche los de seguridad me ven y me dejan pasar, es habitual verme dos o tres veces por semana, aunque esta semana falte a mis religiosas visitas a lugares clandestinos como estos, no me tienen porque requisar así que sigo directo para llegar al jefe, siempre tengo mi arma enfundada en mis jeans y ellos lo saben. Soy de confianza. Me adentro en el almacén viejo y sucio y veo a los demás guardias merodear todo el sitio. Cuando llego frente a el temible león de las rutas y le saludo. —Salam Alekum— expresa con su voz gruesa y serio con tono neutro, no hace falta que levante la voz emana autoridad y respeto. —Alekum Salam— salude. Hablando en árabe es como nos comunicamos casi siempre, el sabe español, pero así es más seguro. Yo por mi lado, aparte de ser abogado s