MARCO
Me quite el collarín porque no lo soporto, me limito a no mover el cuello en la medida de lo posible, estoy de regreso en el taller luego de unas vueltas que le hice a Miguel.
Por fin es viernes.
He llevado a Magdalena a su casa todos los días y me gusta, mi auto va viento en popa y ya me conozco los nombres de los chicos y nos llevamos bien.
Magdalena ya casi no me huye, podemos platicar sin discutir, a veces ella parece que lo hace por hobbie, es como una respuesta en piloto automático.
Me enciende cada vez que lo hace, ella lo sabe.
No la he vuelto a tocar, al menos no de esa forma, las cosas en el auto se me salieron de control.
Ella es una hoguera.
Ella es fuego.
Ella es el mismísimo infierno.
Todo en ella atrae, su caminar, su mirada, su seguridad, esa sencillez cau
