“Casi perfecto”

1894 Words
Los nervios me recorrieron durante cinco segundos exactos, después vi a los tres hombres, ninguno estaba ahí por invitación y todos saben a qué me dedico. ¿Por qué he de preocuparme? Llegados a este punto de mi vida, la verdad, la verdad, cualquiera de los tres me reducirá a una simple puta, por eso Álvaro está ta interesado en mí, porque cree que lo hago maravilloso y que pasaremos en una cama bajo el sol, por guarra que sea su fantasía, no necesito el dinero en este momento. Raúl si tuviese que ir ante un juez y explicarle lo que tiene congio, se inventaría una mentira gigante, pero si de la custodia de sus hijas se tratara me describía como: “el peor error de su vida adulta”, y por último, Felipe, ni Dios ni él saben lo que él quiere, así que doy un par de apulsos antes de decir: —Cabellos, ¿en qué puedo ayudarles? —Yo solo venía a visitarte, pero estás ocupadísima —Dice Raúl y me da un beso en la mejilla. —Se te juntó el ganado. —No, hombre, para eso tendrá que ser dueña de la finca—Raúl ríe y me hace prometer que le contaré todo en la mañana mientras vamos a desayunar. Acepto de inmediato. Felipe ve a Álvaro indignado, se pone en pie y después a mí, toma las llaves de su auto y sube en él sin decir nada, yo no le sigo ni le llamo porque no tiene sentido. Primero no sabe lo que quiere y después cree tener un derecho especial sobre mí. Si se hubiese quedado la noche anterior, yo podría haberle hecho un hueco en mi cama y en mi corazón, pero, los trenes si no llegas puntual se van. Como no hacia mi casa y es una locura, hay rosas pro todos lados, huele maravilloso y sé que algo está preparando en el horno. Álvaro tiene un culo espectacular, de revista, una espalda bien trabajada, es el hombre más sexi, se nota que se broncea, que se saca el rato y eso me encanta. —¿Quiero que me folles?—Asegura y se gira para mirarme extrañado. —Así de fácil. —Sí, se mii puto, fóllame, vuélveme loca, corramos nos hasta sentir que se nos detienen los corazones y terminemos con esto. —¿Con qué estás terminando antes de empezar?—pregunta y me comienzo a sacar la ropa, Álvaro me ve sorprendido. —Contigo, estoy terminando completamente con tus ideas locas. Me bajo los pantalones y quedo completamente en lencería enfrente de él, Álvaro moja una de las fresas ridículamente grandes que ha traído en chocolate blanco, le da un mordisco. —¿Cómo quieres que te folle? —Duro, quiero que seas salvaje. ¿Puedes? —él sonríe y camina hacia mí, lentamente, se quita el delantal. Álvaro se detiene frente a mi cuerpo, puedo sentir la punta de neustros pies tocarse, me toma de las manos y me acerca un poco a la pared, antes de lamer mis labios, los muerde mis labios y desabrocha mi brasier. Yo le observo y me sorprende con todo lo que mi cuerpo se enciende al sentir sus caricias. No sé si es tan magnético como creo o si es porque regularmente soy quien hace el trabajo, él lame mi piel, su lengua viaja de mi cuello a mis pechos, juguetea su lengua contra mis pezones, los muerde incluso y sus dedos se escabullen al sur de mi cuerpo. Reparte besos por mi abdomen, la cinturilla de mis bragas y besa mi monte de venus, me agarro de sus hombros y puedo sentir su lengua deslizarse dentro de mis bragas. —Ohh. Él oprime una de mis nalgas y desliza sus dedos contra mi clítoris con todo y contra las bragas. Álvaro sigue jugueteando y besándome, hasta llegar a mis bragas, olfatea mi sexo y da un mordisco a las bragas justo en mi zona sensible. Yo empujo su rostro contra mi sexo y no le escucho rasgar mis bragas, lame mi sexo lentamente un par de veces antes de introducir uno de sus dedos en mi v****a y el otro en mi ano, gimo, mientras sus lengua continúa moviéndose a un rimo enloquecedor. —Ahh… muévelos —ruego y él mueve de forma intermitente sus dedos mientras su lengua continúa moviéndose de forma enloquecedora, pego más su cabeza e involuntariamente mis caderas se mueve en busca de mi orgasmo. —Ahh, estoy cerca—advierto porque siento que voy a correrme, pero Álvaro decide que es el momento justo para apartarse. Me cubro los ojos molesta y con las pierna ligeramente temblorosas intento apartarme, Álvaro me deja dar un par de pasos antes de tomarme de la mano y pegarme contra la puerta. De espaldas hacia mí y con la sensación del frío de la superficie contra la que estoy apoyada se introduce de golpe en mi sexo, grito de sorpresa y él me penetra con fuerza, mientras aprietas mis pechos, sus penetraciones son cortas, rápidas y algo violentas, pero yo gimo. Disfruto y me dejo ir, no me intereso por su placer solo por el mío y disfruto de nuestra corrida. Me aparto en cuanto es posible y no sé si es la cantidad de sentidos estimulados en mi cuerpo o la energía que corre rápidamente por mi cuerpo lo que me hace caer, y Álvaro me salva del golpe. Me mira a los ojos y me da un beso corto en los labios antes de llevarme a mi habitación. Me deja en la cama y va al baño en busca de una toalla húmeda y caliente. Lo miro divertida y él sonríe. —¿Qué? —No sabía que los mafiosos fueran tan buenos. —Yo no soy un mafioso, soy el exmonaguillo de la iglesia católica, un hermano menor, un tío fascinante de tres niños que ahora son adultos, soy como el de la canción: "Casi perfecto". —Los dos nos reímos. —Gracias por protegerme, Álvaro. —Siempre que lo desees, llama —me pide y me da un beso en el cuello—. ¿Quieres comer algo? —Quiero comer fresas congeladas. —Iré por la bandeja. Cuando regresa, se acuesta a mi lado y trae unas botellas de agua fría. Le agradezco y además parece que lo que huele maravilloso es una hamburguesa ridículamente llena de quesos, tocino, cebollas caramelizadas y más queso y tocino. Le doy un mordisco y está fenomenal, la verdad. —Es espectacular, ¿la compraste? —No, la preparé. —¿En serio? —Sí, soy bueno en la cama, cocinando y bailando. Te digo, casi perfecto. —¿Dónde está la trampa? —No te voy a decir ahora que nos estamos conociendo, tengo la ilusión de que me montes como una vaquera sexy y cuando acabemos y los dos estemos llenos de fluidos y casi exhaustos… nos chupemos hasta que el primero se corra. —¿Siempre dices lo que piensas? —No, miento un montón, es patológico casi, pero me gusta la honestidad s****l, esa vibra mágica. —Vale... voy a cumplirte la fantasía, aunque siento que es demasiado guarro y de verdad espero que estés demasiado limpio porque no suelo permitir que el semen se esparza por todo mi cuerpo y mis orificios. Álvaro es demasiado pervertido, demasiado salvaje, muy hombre, espectacular en la cama. Me encanta sentir que todo se trata de mí. Y justo antes de que mis hormonas y mi corazón caigan al suelo, porque se ha puesto en pie y se ha colocado unos pantalones de seda, preocupantemente homosexuales, apaga la luz y enciende el aire acondicionado. Me pregunta dónde están las cobijas mientras pone la temperatura al mínimo. Señalo el cajón y él regresa a la cama con una pijama para mí y una cobija más gruesa. —Soy un 100% de cucharita y manoseos antes de dormir —susurra contra mi oído. —¿En serio? —Sí —una de sus manos rodea mis pechos y la otra la coloca sobre mi vulva. Intento girarme para quejarme y él besa mi cuello. —Duérmete, aquí estaré mañana. —Tengo un compromiso a las ocho aproximadamente. —Vale, a las siete te despertaré. Me llena de besos mientras me rodea con su cuerpo y sé que está arrullándose a sí mismo con un jugueteo del pie. Pongo mi mano contra su nalga y se ríe, pero el sueño nos gana a ambos. Cuando despierto no veo a Álvaro, pienso que se ha ido y salgo con mi celular a la cocina. Todo está muy ordenado, el café está en la prensa francesa y parece haber algo en el horno. Decido no abrirlo y con la luz del día veo las rosas, todas blancas, decorando mi casa. Es un gesto precioso, ridículamente hermoso. Me inclino y veo un mensaje de Raúl. Raúl ¿Cómo te fue? Mina Creo que la cagué. Raúl El niño no es tu novio, yo soy tu cliente favorito y mejor amigo, ¿y el señor desnudo? Mina Mi jefe. Raúl ¿Te estás liando con tu jefe? Carmina, eso siempre sale mal. Mina No me lo estaba liando, pero Felipe se ha ido sin dejarme hablar y me ha lanzado una mirada de "eres la puta más grande del planeta" y me he enfurecido. Raúl De verdad eres mierda… entonces le metes cacho y es su culpa. Mina Álvaro está muy bueno. Raúl ¿Quién es mejor en la cama? Mina Tú, mi amor. Raúl JAJAJAJA Mina Y tú la tienes más grande que todos. Me corro solo pensando en tu polla. Raúl: JAJAJAJA No puedo vivir sin tanta locura tuya. ¿Vamos a desayunar o estás ocupada mintiéndoles a otros hombres y rompiéndoles el corazón? Mina ¿Te parece a las nueve? Raúl ¿Paso por ti? Mina Nos vemos ahí. Raúl Esperaré ansioso esta cita, porque siento que me reiré como nunca en la vida. Mina No quiero vivir sin ti. ¿Prometes que nunca dejarás de ser mi amigo? Raúl Prometo que casaré a mis hijas con tu único hijo varón para que podamos seguir siendo amigos ilegales. Te quiero, ahora nos vemos, no arruines más las cosas. Dejo el celular en el sofá y regreso a bañarme. En la ducha me encuentro con Álvaro peinándose el cabello hacia atrás. Se ve muy guapo, lleva la toalla alrededor de la cintura y la piel llena de mis productos de hidratación. Me acerco y le doy un beso en el hombro. —Pensé que te habías ido. —Si follo contigo, no me voy hasta que me botes de tu casa o te despiertes. —Gracias. —¿Gracias, por qué? —Nunca nadie se queda por mí. —Respondo y él me mira a los ojos. Se me escapan un par de lágrimas y me cubro el rostro. —Hoy me viene la regla, por eso me puse tan guarra y por eso estoy llorando —Álvaro me abraza y me susurra al oído. —Creo que ya no hay agua caliente, esa es una de las causas por las que no soy el hombre “casi perfecto” después de todo. —Le miro y me río, él también.
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