Todo o nada

1222 Words
Vivir seis meses en México parecía perfecto si no tomaba en cuenta que estaba de una forma u otra huyendo, pero no pueden juzgarme por querer un poco de aire fresco. Cuando fui a Mainvillage por mis cosas, decidí que lo mejor era asegurar a la familia, y para ello tomé el dinero de mi liquidación y pagué la renta de Rodrigo y Brenda porque los dos se negarían, pero si está pagado, está pagado. Después me aseguré de que el apartamento tuviese alguien que lo limpiara de forma semanal, porque no quiero que se dañe mientras no esté. Me reuní con mi asesor financiero y mi abogado, dejé todo arreglado, fui a almorzar con el futuro papá por tercera vez y le dejé un regalo. —¿Muy mal si quiero que sea un varón? —Malísimo —dije y él sacó la camiseta de deporte que le compré. —Es de fútbol, sé que te gusta, y trae tenis —Raúl rió. —y un par para las niñas, que no se vayan a sentir celosas. —¿Cuándo regresas? —No lo sé aún, es un proyecto de construcción de seis meses, decoración unos tres más, y creo que si lo hago bien puedo quedarme. —No vas a quedarte en México, Mina, básicamente porque estás huyendo —comenta Raúl. —¿No puedes terminar con él y ya? —¿Sabes cuándo has querido a alguien demasiado y le has puesto empeño... —Sí, eso es lo que tengo con mi esposa, tú estás enamorada de la idea de él. —Ya... gracias tan amable. —Bueno, alguien tiene que decírtelo y tu papá no va a hacerlo porque no te quiere con él. La verdad, Demetrio había sido bastante claro en que no le gustaba Felipe por su forma de ser, pero tampoco le gustaba que sintiera que tenía que estar a millones de kilómetros de distancia para poder vivir sin él. De todas formas, sentía como que dejar de estar atrapada en una idea, en una ilusión, era lo que yo necesitaba. Mi amiga del alma y yo fuimos a un lugar llamado spa, básicamente porque es impresionantemente mágico. Y segundo, porque pensé que era una forma de pasar tiempo con Brenda sin tener que hablar de sentimientos y problemas. Raúl es bueno para resolver, pero ella me conoce un poco mejor. —¿Estás segura de que te quieres ir? —pregunta mi amiga. —Sí, pero puedes visitarme, puedo... —No. —No seas mala, un solo viaje, de regalo de cumpleaños para ambas, México es precioso —le aseguro. —Me imagino, pero... —Brenda. —No tengo pasaporte y no quiero ir y que me convenzas de que eres feliz. Llevas semanas hablando de vivir con Felipe y ahora lo dejas, dejas el país porque ya no estás con él. —Lo sé. —¿Te maltrata? —Felipe jamás me pondría una mano encima. —No, yo sé que es más probable que le pegues a él, lo que quiero decir es que te está lastimando emocionalmente. —No, pero... —hago una pausa y les pido a las masajistas que nos den un par de minutos a solas, me cubro y tomo asiento, mi amiga se sienta también y bebe un poco de vino, yo me siento a su lado, le tomo de la mano y pregunto: —Recuerdas cuando nos hablaban de las señales. —Sí, en catequesis y te volvías un poco loca. —Vale, sí, malcriada para variar. —bromeo. —Su familia no me quiere, su madre es una triste ama de casa harta de su matrimonio, sus tías, su hermana son amas de casa, su padre es un hombre poderoso que va de frente con lo mucho que me odia y mi abuela paterna y su abuelo tuvieron algo que no funcionó porque él quería regir la vida de ella. No sé, Brenda... simplemente no sé cómo explicarlo, pero para mí, lo estamos forzando. —Yo creo que ningún amor es fácil. —Tú necesitas enamorarte y sobre todo vivir un poco, Brenda... —Le digo. —Prométeme que vas a intentar abrirte a nuevas oportunidades. —Sí, sí, saliendo de aquí al primero que vea le pido que nos casemos. —Me encanta porque el del parque se ve lo suficientemente borracho y viejo como para que sea tuyo —mi amiga y yo reímos y volvemos a acostarnos antes de llamar a las masajistas. Todo su arduo trabajo se ve afectado en el segundo que llego a casa. Recibo un mensaje de Felipe el cual me dice que viene al apartamento por sus cosas. Felipe: ¿Quieres algo de cenar? Mina: No, gracias, tengo todo listo para ti. Felipe: Pensaba hablar un rato y recoger a Enzo en unos días. Mina: Felipe, no quiero hablar más. Felipe no respondió por mensaje, como dijo previamente, llegó al apartamento con la cena y con rosas, y yo simplemente me quedé en silencio mirándole, porque no tengo más que decir o que explicarle. Le entrego algunas cosas que ha ido dejando, y también tengo preparadas las cosas de Enzo porque al final ha sido el perro que él ha encontrado, que ha rescatado y a donde voy no estará 100% cómodo. Felipe se acerca y me acaricia el rostro, yo intento poner distancia entre los dos y él busca mi mirada. —Me estás sacrificando por los errores de otros, Mina. —No. —Todo lo que puedes decir que no funciona en nuestra relación se trata de mi familia, mi papá siente un imbécil contigo, mi abuelo siendo un estúpido con tu abuela, mis tías siendo cretinas y mi hermana comportándose como la loca que realmente es. —Tú, eres el mayor problema, Felipe. Tú eres quien piensa que es muy diferente, cuando en realidad, no puedes apoyar mi futuro y detestas mi pasado. —No detesto ni le tengo miedo a tu pasado, simplemente quiero dejarlo lejos, donde está. A ti no te gustaría que todas las semanas fuese a beber café con mi ex. —No tengo que explicarte mi relación con Raúl y no tengo que recalcar que todo el tiempo que he estado contigo te he sido totalmente fiel. —Lo entiendo —dice y se acerca un poco más, nuestros cuerpos se rozan, él me acaricia el pelo y su brazo envuelve mi cintura, sus labios acarician los míos y sus ojos suplicantes encuentran los míos. —Felipe, ya... —Te amo. —Lo sé, pero, no debería ser tan difícil. —Quédate conmigo, Mina. Elígeme, ámame, quédate—ruega y niego con la cabeza. Él continúa rogándome y finalmente me besa. Felipe se propone hacerme olvidar que he tomado un camino diferente, que estoy empacando mi vida en cajas, para no caer en la tentación de tenerle. Me acaricia y me besa, nuestras lenguas juegan y nuestros alientos se mezclan, me carga al sofá más cercanos y nos deshacemos salvajemente de la ropa el uno del otro, él besa mi cuerpo con adoración y yo busco su tacto con excitación, me urge sentirle. Me urge sentir que todo será tan perfecto y excitante como este momento, necesito sentirme amada y cuidada y solo él me da las dos cosas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD