Tentación

1289 Words
Álvaro y yo tenemos muchas cosas en común, es como si él entendiera la necesidad que tiene mi cerebro de autosabotearse, de arruinarse la vida, de acabar con todo y por todo. Creo que él entiende las ganas que tengo de matarme constantemente. Y sabe que la única razón por la que no lo hago es porque probablemente me salga mal. Justo como esto. Si decido cogerme a este hombre maravillosamente desnudo y sexi, con una v***a impresionante, eso significa que se acabó 100% con Felipe para siempre, y la verdad yo no estoy lista. Yo veo el teléfono cada veinte segundos y pienso qué tal si me ha dejado un mensaje o si llamó. Con Álvaro veo sexo y fiesta, incluso un poco de amor, pero con Felipe, veo todo, porque el problema es que le amo. El primer y único problema es que quiero ser todo lo que él quiera y eso es asqueroso. —Álvaro, tienes la mejor polla que he visto y das el mejor sexo de toda mi vida, pero no puedo tener sexo contigo, porque tú eres un polvo, pero él es el amor de mi vida. —Qué fuerte lo tuyo. —Búrlate, pero él es lo que quiero. —No, él es la respuesta que crees correcta, Mina. —¿Tú quieres casarte? —No, yo ya me casé y tuve un hijo. —respondió. —Yo ya fui al cielo y bajé al infierno, Mina. Tú estás aquí escondida después de ser acosada en el trabajo y abusada física y emocionalmente, él está en Mainvillage, yo estoy aquí. —Álvaro se acerca.—Él te prometió un cuento de hadas que jamás va a cumplir porque raras veces va a poder aceptar que otros hombres han puesto las manos sobre ti, porque nunca va a confiar en la simplicidad de haber salido con mis amigas, y la verdad, profesionalmente nunca va a apoyarte. No te estás casando con un hombre, estás metiéndote en una secta. El problema de Álvaro es que no dice una mentira, pero la realidad es la realidad, los dos juntos podríamos ser la cosa más destructiva del mundo. —¿Invítame a bailar? —Te estoy invitando a la cama a bailar toda la noche. —Voy a cambiarme, ponte algo de ropa —le pido y él me da una mirada antes de comenzar a recoger su ropa. Yo voy por algo para ponerme y salir, he comprado un par de cosas bonitas durante mi estancia aquí, pero para dejárselo muy claro, Álvaro, no voy a abrir las piernas. Cuando salgo de la habitación él me mira y se ríe. —Flaca de monja... —comenta y yo asiento. —A ellas se las folla el padre, a mí no me engañan.—intento no reírme, pero su sonrisa en su rostro es espectacularmente contagiosa. Álvaro reconoce que quiere darse una caminata antes de irnos a algún lugar a bailar y divertirnos. Damos una caminata a la orilla del mar y él me toma la mano, entrelaza nuestros dedos mientras disfrutamos del silencio y el clima fresco que contrarresta el calor del día. —¿Cómo has estado? —pregunta. —Bien. —Qué bueno, me alegra —responde y me río. —No sé cómo estar. —Me pasa todo el tiempo. —¿Quieres usar a veces? —Sí. —¿Y qué haces? —Tener sexo, reemplazar una mierda con otra es lo mío —responde. —Suelo pensar en la gente por la que me preocupé. Hace unos años tenía a mi sobrino a cargo y pensaba, si recaigo su padre lo mandará a un internado militar. A veces hay que sacar la cabeza del culo y pensar en los demás. Por ejemplo, si te ahogas en el mar, ¿quién es la persona que más va a sufrir? Y no hablo de sufrimiento de una semana, ahí se murió mi novia cuando tenía 21; sino lamentarse toda la vida. —Tú, obvio. —Yo voy a decir: "estaba buena, pero no me la quiso chupar". —Vale. —Y a penas pensaste en la persona... ahora, piensa cómo ella o él, ¿qué crees que desearía toda la vida que hubieras tenido? Bueno, pienso que Brenda querría que me casara con Felipe y tuviera un par de hijos. Demetrio querría que tuviera una carrera, una casa y Enzo, de quién está enamorado al punto que siento que se lo va a robar. —Mina, así como la gente que te ama cree que te mereces cosas, tú deberías creerlo. Todos parecen dispuestos a decir lo correcto, pero nada parece llegar al lugar correcto, ni al corazón ni a la cabeza. Vamos a lo que aquí llaman un club, bailamos, disfrutamos hasta que el sol ha salido y yo me río, porque no siento una onza de cansancio mientras regresamos al hotel. Álvaro sonríe y me acompaña a la puerta de mi cuarto y se queda afuera apoyado contra el marco mientras me acaricia el rostro. —¿Lo has pasado bien? —Ha sido divertido. —Sí, cuando quieras solo llámame. —¿Quieres ser mi amigo? —No, eso es rebajarse —comenta y me da un beso corto sobre los labios, me voy mañana en la noche, estoy de negocios así que trabajaré todo el día, pero tengo más tarde en la noche libre. ¿Te parece ir a cenar y conocer un lugar bonito? —Creo... que sí. —Vale, cuando sepas, como medio día, me avisas. Álvaro me besa en la mejilla, tarda más de lo debido y yo le acaricio el brazo. Él reparte besos hacia mi cuello y continúa acariciándome y olfateándome, mi cuerpo recibe tanto estímulo como no ha recibido en varios días, por lo que le dejo hacer, le dejo tocar y encenderme. Toma bastante tiempo y atención en mi cuello y sus manos se deslizan por mmi espalda hasta bajar a mii culo, lo aprieta y me acerca contra su cuerpo, rosa su polla contra la mía y busca mis labios. Nos miramos y le rodeo el cuello con las manos y le acerco un poco más, él oprime uno de mis pechos y yo le rodeo con una de mis piernas. Álvaro frota su sexo contra el mío y me demuestra como me follaría si nos quitáramos la ropa, si no estuviésemos actuando como animales en celo contra la puerta de un hotel. Deslizo mi mano entre sus pantalones y le acaricio todo el paquete, duro y caliente, ansioso por el tacto, el hombre que me aprisiona con su cuerpo contra la puerta gruñe y saca uno de mis pechos del top, lo lame, lo muerde y lo pellizca mientras continuó masturbándole. Él juega con mi coño, empapado de jugos, y yo gimo contra su oreja mientras le felicito. —Más. Lo haces espectacular. Tócame más. —Estás exquisita, te quiero encima de mi polla montándome, sueño con ello todos los días. —Voy a correrme. —Muero por estar dentro de ti—susurra contra mi oído y amento el movimiento de mi mano, sé que va a correrse, sé que le hace falta poco, y lo siento caliente contra mi ombligo, Álvaro me mira mientras se corre y yo sonrió. —¿Sabes qué me ha quedado claro? —¿Qué? —Él no es lo que necesito porque no va a quedarse con alguien como yo… estaos destinados al fracaso, tal vez duremos años en entenderlo, pero habrá una boda gigante, un perro precioso e hijos, tú no me puedes dar dos de esas cosas, así que dime por qué he de elegirte, hazme cambiar de elección.
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