El mar y la verdad

1138 Words
Yo amo el sol, los vestidos de baile, el mar y sobre todas las cosas no tener pensamientos oscuros. Creo que la gente que vive cerca del mar es la que menos veces sufre de depresión. Aquí la comida es diferente y casi a menudo hay buena música. Es perfecto. —¿Mina, te sientes mejor?—pregunta Demetrio. —¿Tenemos dos días y ya te quieres ir? Él comenta que me ve mejor, con más energía, más tranquila y la verdad, estas son las 48 horas más claras que he tenido en mi vida. Quiero sacar otro título técnico, acomodarme en algo administrativo, seguir manejando mis propiedades y... —Me encanta tu compañía, y adoro estar aquí acostado al sol. —¿Qué opina tu familia? —No somos muy unidos. Mi mujer debe pensar que tengo una amante y mis otros hijos tienen vidas. —¿En serio? —Sí. —¿Qué hacen? —Max está muy metido en la política y sus negocios. En este momento... parece que será papá, está nominado. —¿Cómo funciona eso? —Su ex prometida y él tienen una relación complicada—explica Demetrio. —¿Cómo funciona eso? —Ella tuvo relaciones sexuales con todos sus ex la misma semana, no sabe de quién es el bebé. —Bueno... por lo menos es de ella. —Sí. —¿Sabes? A los hombres nunca se les juzga por la cantidad de sexo que tienen. —No estoy juzgando a nadie, adoro a Mily y sea hijo de Max o cualquier otro, lo consideraré mi nieto porque la quiero muchísimo. —Entonces... eres un buen suegro. —Soy un suegro excelente. —¿Los otros? —Luna, se acaba de casar con Mar, su esposa, están remodelando su apartamento. —Asiento mientras intento descifrar si Mar es un hombre o una mujer, a pesar de que dijo esposa no le veo cara de papá progresista, andera y desfile gay. —Luna tiene un negocio de armarios y ropa, además de modelar, y es sorprendente, todo lo que yo pensaría que nadie haría, Luna lo hace y es perfecto. —sonrío y él aclara la voz. —Kent tiene un esposo que me cae mal, no me acuerdo ni cómo se llama para que entiendas lo mal que me cae —intento no reírme. —Se ve quién le da por el culo a quién y por otros lugares, pero a veces uno tiene que saber no meterse. Cuando él me pida ayuda, se la daré incondicionalmente. Por ahora, espero que triunfe en los negocios porque pagarle una mensualidad por existir me sale muy caro. —¿Tienes dos hijos homosexuales?—pregunto. —Sí, Luna es lesbiana y Kenth es gay —comenta Demetrio. —Y Damian, mi hijo está... solo, soltero, triste. Espero que encuentre una buena esposa pronto. —Esposa. —Sí, ustedes las mujeres pueden lograr hacer todo bien por años, los hombres... La verdad, la pasamos mal solos. Además, Damian es exigente, si se espera demasiado, acabará con una mujer tres veces divorciada con problemas de peso. —Ahh, sí, eres horrible —Demetrio ríe de su propio chiste y yo me quedo en silencio hasta tirarle un poco de arena y él me lo devuelve. —Él estará bien, Damian... es el más inteligente de mis hijos, es guapo y tiene dinero, muchísimo más que yo. Se parece más a mí. —reconoció Demetrio. —¿Y de mí qué dirás? —Mina, mi hija más pequeña... está en una relación con un hombre... que la ama, pero es demasiado posesivo. Le va excelente en el trabajo, es una mujer de negocios impresionante. —¿Qué pasa si quiero dejar de trabajar en esa compañía? —Mi amor, no pasa nada. —¿Cómo que no? Es un fracaso. —Nadie tiene un negocio que no ha fracasado en un punto. —Dice Demetrio. —Luna vendió ropa en subastas y perdió millones de dólares porque no sabía que un porcentaje era de la subasta, Damian vendió dulces en el colegio y casi pierde el grado, Maximiliano decidió no ir a la universidad y lo mandé a un lugar sin agua, regresó agradecidísimo con sus bendiciones —los dos sonreímos. —Y Kent, creo que este matrimonio es su lección —responde su padre. —Sí, pero yo consistentemente cometo errores. —Bueno, hija, y te comenté que tú eres un 89% mía. Y eso significa muchos errores, lo bueno es que al final siempre encuentro la manera de ganar. —Puta, qué humilde. —Sí, ahora, vamos al mar a quitarnos los problemas, y después una lección modo Demetrio. —Dámela de una vez—le pido para saber si tengo que ahogarme en el agua. —Mina, nos podemos caer mil veces, pero siempre tenemos que levantarnos. Deja de compadecerte, la única persona que nunca debe sentir lástima de ti, eres tú misma, hija, a la gente débil se la come hasta un pez, a la gente fuerte, se la come algún tiburón, y te aseguro que un solo mordisco es menos doloroso que miles. —él sonríe. — ¡Ahora, voy al agua! Esa noche hablo un rato con mi amiga antes de dormir, Brenda me cuenta que su papá ha estado un poco enfermo, lo suficiente como para tener que ir a un médico, una experiencia que suena horrible y me hace querer regresar, pero me asegura que con los medicamentos parece sentirse mejor. Unos minutos después converso con Raúl, el cual parece animado por las nuevas noticias en su familia, tiene un bebé en camino, él y su esposa están flipando de emoción y a mí, la verdad, me gusta que él lo tenga todo. La persona más leal del mundo, merece todo el amor del universo. El servicio al cuarto azota mi puerta y voy porque creo que Demetrio podría estar teniendo una buena crisis de paternidad y haber leído mis pensamientos. Eso significaba solo una cosa en mi cabeza: Helado de fresas con fresas frescas y condensada. Voy corriendo a abrir y en su lugar me sorprendo y le miro, de pies a cabeza. Con su camisa playera, pantalones flojos, sandalias y una bolsa misteriosa. —¿Qué haces aquí? —Vi en las revistas del corazón que lo has dejado con tu novio y he decidido ponerle huevos y venir y follarte como Dios manda. —¿Te has vuelto loco? —No, mina—dice mientras ingresa a mi habitación, sonríe y deja la bolsa en la primera mesa que encuentra. Enciende un cigarro y le da una calada larga, me mira y sonríe mientras se va quitando la ropa. —¿Entonces Mina, pasas de mí o me la vas a chupar?
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