“Algo más que”

1757 Words
¿Han escuchado que los hombres tienen más problemas para decir sus sentimientos? En este específico momento en el que anhelaba con toda mi vida escuchar una respuesta positiva, la cual abriría paso a un mundo lleno de ilusiones, en lugar de eso, Felipe me besa y me acuesta en el sillón. No es "Te amo, eres la mujer de mi vida", sino definitivamente siente pasión y mucho deseo por mí, y esas son las palabras que escucho en medio de besos, abrazos, caricias y sexo a lo largo de la noche, hasta el momento en el que estoy por quedarme dormida. Sé que Felipe me está cargando a la habitación, me deja arropada y me besa en la mejilla. —Siento algo más que un "me gustas", pero... no puede ser —responde cerca del borde de mi cama y después se va. A la mañana siguiente, despierto sola sobre mi cama y después de un par de minutos intentando descifrar las palabras de Felipe, salgo de mi cama, dispuesta a correr un poco y dedicarme a estar un poco más activa. Cuando regreso a casa y me preparo el desayuno, recibo una llamada de mi jefa haciendo control de calidad. —Me alegra que estés bien. Tengo que recordarte tu cita con el ginecólogo y las vacunas que te hacen falta para tener el esquema renovado, y quería saber si quieres un cliente nuevo. —No. —¿No? —No, me pagan bien. Felipe paga el doble y con Raúl estoy ocupada. —Ya hablé con Raúl, le dije que si no eres tú no quiere nada con nadie. ¿Tienen algo más que sexo? —No. —¿No? —repite. —¿Estás segura? —Estoy más que segura. Nos llevamos bien y nos complementamos bien, pero no estamos enamorados. —Bien, si cambias de opinión me avisas, es un cliente importante y te ha seleccionado personalmente. —¿Me tienes en un catálogo? —Él es el dueño. —¿No es tu negocio? —Soy quien lo maneja, él pone el dinero para las cosas y para limpiarlas un poco antes de ponerlas a trabajar. —Ah... —¿Y si digo que no? —Creo que es lo mejor, le he dicho que no, que trae enredos, pero está empecinado. —Vale, dile que opino lo mismo. Tener sexo con él es peor que tener sexo contigo. —Ay, Mina, de verdad necesitas un bozal. Necesito esos exámenes. —Sí, iré a hacer los que pueda ahora y mañana los que tienen que ser con ayuno y el Papanicolaou. —Vale, nos hablamos. Termino la llamada, desayuno y me alisto. Recibo un mensaje de Felipe, pero se me han quitado las ganas de verle. ¿Qué quiere decir: "Siento algo más que un “me gustas”, pero... no puede ser"? Que soy buena en la cama, pero no material para novia. La verdad, esto me carcome y me quedo en el baño más tiempo del necesario intentando llenar mi alma con agua caliente o algo. Cuando finalmente salgo del baño, llamo a Brenda para saber si quiere venir conmigo al ginecólogo, en su lugar me responde la animada voz de su progenitor, Rod: —Días sin saber de ti, Mina. —Verdad. —Verdad —responde. —Brenda está acostada. —¿Brenda? ¿Nuestra Brenda? —Sí. —Se ha resfriado, le compré unas medicinas, pero la fiebre la tiene mal. —¿Tú tienes que trabajar? —Sí, en un par de horas me voy. —Vale, tengo que hacer unos mandados, pero conseguiré algún medicamento para la fiebre e iré a visitarla todo el día. —¿Tienes libre? —Tengo que trabajar, pero me explotan, voy a faltar hoy mejor. —Uy… la amiga responsable de mi hija. —Se burla. —Nos hablamos, dejaré la llave bajo las macetas del jardín. —Bye. Yo voy a hacerme los exámenes de sangre de siempre, todas las enfermedades de transmisión, todos los exámenes de virus y bacterias peligrosas, me dan la vacuna de la influenza porque me toca y me dan un par más contra cosas que estoy segura en la infancia me dieron. Mainvillage no puede registrarte como prostituta. Si lo eres, debes cumplir con una serie de exámenes periódicos y controles. Yo los tomo a precio completo, pero regularmente son gratis, puesto que la prostitución es legal, y entre más limpias estemos, nuestros clientes lo estarán también. Después de acabar con mis exámenes y concretar mi cita médica para el siguiente día, voy a la farmacia para comprar unas medicinas para Brenda. Ella rara vez se enferma, pero cuando lo hace, lo hace en grande. Me dicen que el paracetamol es lo mejor, y veo a la mujer que me atiende como si estuviera loca. —¿Paracetamol?—repito incrédula. —Es el mejor antipirético en adultos y es económico. —¿Pedí algo económico? —le pregunto. —Me pidió algo bueno. —Vale, y algo para detener los síntomas lo más pronto posible. Después me doy un paseo por el supermercado, compro algunas cosas que me hacen falta y otras que creo que ellos podrán necesitar, como pescado porque tiene muchos nutrientes, vegetales frescos y frutas que Brenda calificaría como "muy caras", y unas cuantas cucharadas porque a mi amiga le encantan. Voy a su casa, entro con las llaves que me ha dejado Rod y leo la nota que me escribió. “Llave dorada, para la princesa Mina, siempre eres bienvenida y siempre somos tu familia. Ven más a casa. Dejé algo delicioso en el microondas”. En cuanto dejo las cosas en el refrigerador y la alacena, me pongo a preparar la sopa que sé que tomará su tiempo. Al finalizar, de picar y poner todo en su lugar, limpio la cocina y me preparo un café. Brenda aparece frente a mí estornudando cada momento que da, y no sé si dejar de respirar porque son demasiados gérmenes. Abro las ventanas y le doy mi “recupérate pronto”. —Suenas… como cuando te estás muriendo. —Sí… me siento fatal. —¿Quieres ir al médico? —No… —Responde y se sopla la nariz. —Me pegué una trasnochada y luego salió el sol... cuando llegué aquí era muy tarde. —Ay, Brenda… —respondo y le pongo la mano en la frente. —Te estoy haciendo un remedio con plantas, ven mira, inhala. —Le tiro un trapo sobre la cabeza y ella me mira divertida, en un intento de burlarse de mis dotes de médico naturista, ella tose y la que se ríe soy yo. Brenda aspira mi combinación de hierbas, luego le doy una de las medicinas efervescentes y un té. —Nos vamos a la cama. —Anuncio. —Trae café para las dos. —Dicen que es muy bueno con jugo de naranja. —Carmen, el mío n***o y solo, gracias —me río y voy a servirme café. —Mi papá preparó pastel de brigadeiro, te iba a invitar ayer, pero me muero. —Voy por mi pastel y mi café. Tienes que acabarte el té. Cuando ingreso a la habitación, Brenda está frotándose las articulaciones sola. Yo la miro agobiada y decido ayudarla. Mi amiga se quita el pijama y le hago un masaje en todo el cuerpo. Uso toda la fuerza que puedo en mi intento por descontracturarla, pero está terrible. —¿Te pasa algo? —pregunto mientras intento descifrar cómo descontracturarle la espalda. —Creo que los finales me drenaron la alegría, la paz, la energía. —¿No te eximiste? —Estos son cursos con más de dos partes, como Química General I, II y III, entonces en las dos primeras no puedes eximirte, tienes que hacer todos los exámenes. Me vibraba la cabeza, pensé que tendría un derrame. —Me río y le hago una señal para que se aliste justo después. —Bueno, pero ¿te hago en los pies y en las manos? —intento no reírme de lo mimada que es Brenda y asiento. —¿No vas a contestar? —No. Brenda termina de colocarse el pijama y extiende sus manos hacia mí, y le pongo más aceite para masajearle los huesos de la mano. —Brenda, ¿estás segura de que no necesitas medicación contra la ansiedad? —No padezco de ansiedad. —No te la ha diagnosticado un profesional. —Ya... tú sigues yendo con un profesional. —Sí, todas las semanas. —No te está haciendo efecto. —No estoy drogada, insolente —respondo y le doy un golpe en las manos. —¿A quién estás ignorando? —Ah... Felipe. —¿Felipe? —Hemos estado teniendo sexo, todo super romántico y lleno de... sentimientos, y en cuanto pudo se fue del país por dos semanas y me avisó cuando estaba allá. Ayer llegó, muy guapo y muy dulce con regalos y comida, y comentarios como "te eché de menos", pero no quiere definirnos. —¿Tú sabes que trabajas para el hombre? —Gracias, Brenda. —Ya... solo un poco de realidad, Mina. Tu trabajo no es fácil de gestionar. Si quieres una relación, yo no podré saber que vas a dormir con otro los días que no estás conmigo. —Bueno, siempre puedo renunciar. —¿Eso crees? —Sí, estoy llevando un curso de peluquería y podría trabajar... cortando pelo o, con lo que he ahorrado estos meses, abrir un negocio pequeño e irme manteniendo. —Brenda se queda en silencio pensando y viendo hacia la nada. Yo hago lo mismo mientras reflexiono lo mucho que me gustaría ser simplemente feliz, no rica, pobre, solo yo, Carmina, feliz. Las dos escuchamos golpes en la puerta, y mi amiga me pregunta si puedo ir a abrirle a Rod. —¿Piensas que Rod se fue sin llave? —Él se ha ido de casa solo con su persona. Un día se fue sin llaves, teléfono, dinero o carnet. —¿Qué le pasó? —Él tiene todos los tornillos flojos, le abres, y vienes y nos acostamos a ver algo mientras pensamos qué hacer con Felipe. —¿Qué hacer?—repito y los golpes continúan, al igual que el sonido de mi celular. —Sí, casarte, matarlo o seguir besándolo y más. —Me gusta el plan—le aseguro. —¡Voooooy, Rod. Voooooy!—grito desde la habitación.
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