No pasa dos veces

1251 Words
—No voy a responder eso. Yo continúo comiendo y trato de ignorar la pregunta que me ha hecho mi padre, Brenda, mis compañeros de trabajo, el mismo Felipe. Todo el mundo quiere entender por qué si lo amo, necesito estar en casas separadas, por qué lo amo, cuánto lo amo, por cuánto tiempo lo voy a amar, pero quiero estar con él. —¿Es por dinero? —No, yo tengo dinero, mi papá tiene dinero y al final del día tú tienes dinero. —Y por sexo no es—Ruedo los ojos. —No voy a decir. No porque no tengo respuesta, sino porque a los dos nos va a disgustar oírla. Ellos quieren entender si el amor es condicionado o si es amor y real y la verdad nunca he tenido tanto amor como para poder vivir felices. Porque lo que tengo con Felipe no lo voy a volver a encontrar. ¿Cuántas mujeres sueñan con el hombre perfecto? ¿El príncipe azul? Y siempre, obtienen todo menos eso, obtienes partes, migajas o nada. ¿Cuál es la probabilidad de que al siguiente no le importe mi pasado? ¿Que me elija entre tantas opciones y se encapriche conmigo? De verdad, esto es algo que no pasa dos veces, yo no voy a ir a un bar, una cafetería o una biblioteca y encontrarme un hombre mejor, un hombre que me ame, que quiera una vida conmigo como lo hace felipe, porque no va a ser ese tipo de hombre, nda nunca va a volver a ser tan bueno. —Yo solo quiero saber qué tiene él que no tenga yo. —Tú dejaste claro que no quieres hijos. —Podría cambiar de opinión. —Tienes cincuenta y has usado un montón de drogas, no estoy preparada para un hijo con problemas biológicos sumados a mis problemas emocionales y psicológicos con los tuyos. Un niño autista es duro, un niño autista con nuestro carácter... —Sí estás loca. Ya di la verdad, qué es. Álvaro come un chip de aguacate, con camarón y frijol, yo sonrío y él me mira a los ojos. —Tú primero, por qué no quieres volver a ser papá. —Culpa—yo asiento. —Voy a contarte lo mío y tal vez te animes, ¿vale? —Vale. —Cuando cumplí dieciséis, mi papá me compró un apartamento, me dijo que podía vivir sola, ir al colegio, sacar buenas notas y quizá trabajar, cerraron el orfanato y... yo tenía una casa, siempre había soñado con una casa, cuando creciera y me fuera a mi casa con mis papás. No una casa sola. —Álvaro me tomó de la mano.—Empecé a trabajar por el parque, vendía flores en ese puesto que está esquinero, el señor es muy amable y respetuoso y a mí me gusta el parque más de lo que es normal. Estoy obsesionada—Los dos rieron. —Para no hacértelo largo, iba todo el tiempo a esta mujer, muy alta, rubia, un cuerpazo, muy sexy y tenía dinero, daba propinas y yo sabía que era escritora, periodista, es una mujer impresionante la verdad. Y se enviaba todas las semanas un arreglo para la oficina, otro para la casa y compraba una vez al mes uno personalmente, pagaba los arreglos del mes y compraba una rama triste, para su mamá muerta. Un día le dije: “Quiero ser como usted”. Ella sonrió y me dijo: “Yo quería ser como yo cuando mayor, pero no es suficiente”. Me invitó un par de veces a salir, compramos café, y ella me contaba de sus viajes, de sus cosas y yo escuchaba emocionada, no voy a decir que era mi amiga, solo era... una buena señora que me sacaba más tiempo que nadie. ¿Te estoy aburriendo? —No, quiero saber. —Me regaló por mi cumpleaños una mesa preciosa enorme, me dejó en casa, me compró un pastel riquísimo y vino a celebrar y me dijo que a la mañana siguiente haríamos un paseo de chicas. Fuimos a Saint Marcus. ¿Has ido? —Sí. —Marcela me entregó un sobre en el camino, un plan de contingencia, todo lo escribía, lo pensaba y lo manifestaba, por no hablar de edificarlo, evidentemente, la vida no sale como uno planea. —Cuéntale a Dios tus planes y se reirá en tu cara —Los dos asentimos. —Es la mujer más premiada del país por fotografía, escritura y fomentación del arte, es inteligente, guapísima y sé que para ti eso no es nada, pero estaba soltera a los 30. —Álvaro se ríe. —No soltera, dos veces divorciada —Álvaro asintió. —Me leí sus libros. —¿Ves, como sí sabes leer corrido? —Sé correrme —Me río. —sigue, sigue. —En Saint Marcus hay un lugar en el que venden las mejores casas de muñecas, con todos los accesorios, te hacen la cara de ti mismo. ¿Entiendes? Es una pasada. Me dejó elegir todo lo que quería, ojos, verduras, sofá, el auto, me dejó elegir mi vida y cuando terminé me dijo: No tienes que estar sola. No tienes que elegir estar sola y no tienes que esperar a los treinta, ni posponer tu carrera o tu vida, no tienes que darle hijos si no quieres, pero si quieres está bien exigirlos, puedes tenerlo todo. —Y tú soñaste con Felipe. —No, mi amor, soñé con un hombre que se quede, un buen papá para mis hijos, quien se metería en mi cama y me abrazaría, que de vez en cuando sabría pedir perdón y otras comprarme el maquillaje, soñé que sería un buen hombre, uno con un brazo impresionante del que adoraría ir tomada, uno que me hiciera la mujer que todos miraran y respetaran. —¿Qué pasó con el juguete? —Lo perdí... lo cambié por droga. —Tocaste fondo. —Sí. —Y no hay forma de recuperarlo... no pasa nada. Esta mujer que tenía todo lo que muchos hombres desean a los treinta, súper poderosa e inteligente, no tenía una familia, yo ya pasé veinte años de mi vida sin nada, ni nadie. Solo esperando a que alguien viniera por mí, a que alguien me diera un lugar y no quiero eso. No quiero hacer nada más sola. Dicen que la gente que se cría en el sistema de adopciones anhela un hijo, yo anhelo que mi hijo tenga todo lo que yo no. Felipe es bueno en papel, es un hombre con un empleo fijo, que le apasiona, pero no le obsesiona, es un hombre que está acostumbrado a cenar y desayunar juntos en familia, dándonos la mano. Es cariñoso y protector, ama con todo su corazón y es fiel, es un hombre leal a su familia, a su mujer. Lo más triste de esto: si se muere voy a recuperarme. Con Álvaro, bueno, voy a divertirme, voy a sentirme querida, el sexo será espectacular y materialmente no me faltará absolutamente nada. Puede que tengamos un hijo o un perro, creo que tendré mucha más joyería, pero las dudas, las faltas de respeto, la inseguridad van a estar al 100 %. Tú eres todo lo que no debería tener y por eso es que siento que es magnético. Si él te mueres, le pongo más de un año de atención… eso podría matarme. —Pienso que me amas y eso te da miedo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD