CUATRO Caitlin se sentía en las nubes camino a casa de la escuela, sujetando su diario. No había sido tan feliz desde… no sabía cuándo. En su cabeza solo escuchaba las palabras de Jonah una y otra vez. —Hay un concierto esta noche, es en el Carnegie Hall y tengo dos boletos gratuitos. Son los peores asientos de la sala, pero dicen que el cantante que se presenta es asombroso. —¿Me estás invitando a salir? —dijo ella con una sonrisa que él le correspondió. —Exactamente, si no te molesta ir con este bulto lleno de moretones —dijo Jonah, y sonrió de nuevo—. Además, es viernes. Incapaz de ocultar su emoción, Caitlin prácticamente llegó dando saltitos a casa. No sabía nada acerca de la música clásica porque, de hecho, nunca la había escuchado. Pero eso no le importaba, iría a cualquier lad