Cuando Kagome abrió los ojos jadeaba. Su mano fue de inmediato a su cuello donde el dolor que sintió no era tan fuerte, sin embargo, seguía doliendo. Su muslo derecho ardía y ella jadeo de dolor. Todo su cuerpo dolía a muerte y ella no sabía cual era la razón. Sintió la presencia de alguien cerca de los ella y con temor levantó la vista. Sus ojos captaron la sonrisa más demoniadamente sensual que había visto en su joven vida. Inuyasha estaba de pie perfectamente vestido, tan perfecto que no parecía un ser humano ni alguien de este mundo. Kagome se asustó al darse cuenta de que lo miraba con algo que no identificaba y salió corriendo lejos de él aun sintiendo el ardor en su cuerpo. La habitación a pesar de ser amplia Kagome la sentía tan pequeña y sofocante. Miró todo asustada buscando con