Llevar un vestido era cansado y los accesorios interminables, después de desvestirse, quitarse los adornos y soltar su cabello Silvana se sintió liberada y muy agobiada. – Emma, pídele a la baronesa Salvoni que venga. – Enseguida, señorita. Silvana recogió las piernas al sentarse sobre la cama y revivió ese extraño momento. La princesa Evelyn llegó al comedor por la puerta principal, desde ahí era obvio que su primera mirada iría hacia el emperador, quizá después hacia su abuela que estaba sentada en el lado derecho y su madre, sentada junto al emperador, después miraría al príncipe y obviamente, debía verla. En ese punto podía pensar que la princesa era una persona distraída o afligida por llegar tarde y que simplemente la ignoró y se saltó las formalidades, haciendo que fuera difícil