Un beso y un rechazo

1355 Words
Narra Inuyasha Emprendimos nuestro viaje al lado norte como ya había dicho Kikyo, en el camino todo fue en silencio, todos estábamos envueltos en nuestros propios pensamientos. —Inuyasha—la voz de Kikyo me saca de mis pensamientos. —¿Si?—la miro esperando que continúe. —Usted también sintió la presencia señorita Kikyo—estaba tan envuelto en mis pensamientos que no me di cuenta que había un horrible olor a Naraku. —Es Naraku—aviso y todos nos ponemos en modo de defensa. —Hola Inuyasha...mucho tiempo sin vernos—Naraku aparece acompañado de Kagura. —¿Dónde esta Kagome?—pregunta Sango antes de yo hacerlo. —Kagome, perdón mi...novia se encuentra muy bien en el castillo, ¿sabes Inuyasha?—sé que lo hace para enfurecerme y lo está consiguiendo—que rápido reemplazaste a Kagome, por lo menos pensé que de verdad era importante para ti. Y mira, solo hizo irse y la cambias por una muerta—Naraku empieza a reír y Kikyo levanta su arco colocando una flecha en dirección a Naraku. —¿Qué pretendes Naraku?—la voz de Kikyo no deja de ser calmada y fría. —¿Qué pretendo?—Naraku coloca una mano en su barbilla para parecer que piensa—ya sé que pretendo, o mejor dicho que quiero—sonríe maliciosamente. —¿Y qué quieres Naraku?—ésta vez es Miroku quien pregunta y sé que quiere mandar a Naraku a su vórtice. Naraku también nota las intenciones. —Yo que tu no lo hago monje—un ejercito de insectos venenosos aparecen en nuestro campo de visión. —Maldito—escucho a Miroku susurrar. —Bien, lo que quiero es una pelea entre Kikyo y Kagome—todos nos sorprendemos ante lo que quiere Naraku. —Sabes muy bien que acabaría con ella Naraku—dice Kikyo muy segura de ello y yo no tanto. Kagome está más fuerte y más ahora que crea armas cuando quiera. —No estés tan segura—esta vez es Kagura quien habla. Sin que nadie se lo espere hago que el ataque del viento cortante, haciendo que la marioneta de Naraku deje de existir. —Astuto Inuyasha—ahora el verdadero Naraku sale de los árboles. —¿Dónde esta Kagome?—pregunto furioso. —Kagome—de los árboles sale Kagome, es ella, es su aroma. Camina hacia Naraku sin que nadie se lo espere besa a Naraku. Narra Kagome. —¡Allá voy!—grito para atacar, Hakudoshi también ataca sacando una alabarda y atacándome con ella. La alabarda y la espada que acabo de crear chocan provocando un ruido molesto. Me lanzo hacia atrás y Hakudoshi mueve la alabarda como si fuera un abanico provocando que salgan bolas de fuego de ella. Corro tratando de buscar refugio, pero parece imposible, logro esquivar muchas pero una me da en una de las piernas haciéndola arder. —¡Mierda!—grito frustrada, mi reiki sube muy alto provocando que Hakudoshi retroceda para no salir purificado, mi pie vuelve a la normalidad como si no lo acabaran de quemar hace un momento. Miro en dirección a Hakudoshi y él también esta como si un mar de veneno no hubiera estado encima de su cuerpo. —Vamos ataca—alienta nuevamente, veo el arco y dos flechas, las dejo disimuladamente ocultas. —Bien que comience nuevamente el juego—alabarda contra espada, cuerpo contra cuerpo, llevamos horas peleando y mi cuerpo ya me esta exigiendo descanso, pero no pienso dejar que Hakudoshi gane, primero muerta antes de que pase. —Bolas de veneno—de la alabarda de Hakudoshi sale muchas piedras llenas de veneno. —¡Reflejate en el espejo!—hago mi ataque pero parece que nada acaba con él, mi energía espiritual ya es mínima, estoy cansada de todas las formas posibles. —Eres una humana que resiste mucho—dice Hakudoshi para acercarse a mi, yo caigo de rodillas las piernas no resisten más. Hakudoshi me agarra el cabello con fuerza y yo gimo de dolor—pero hasta aquí llegas—agarra la alabarda y cuando veo que la lanza hacia mi dejo que todo mi reiki fluya agarrando a Hakudoshi y este purificándolo al instante, lo dejo muy mal cuando logra zafarse de mi agarre—esto no se queda aquí, pronto continuamos lo que aquí dejamos—dicho esto pretende desaparecer pero antes yo lanzo una flecha sagrada y me desplomo cayendo en un profundo sueño. Narra Inuyasha Todos nos quedamos en estado de shock, Naraku agarra a Kagome de la cintura y la besa con mas pasión, no aguanto más y solo quiero matarlo y destrozarlo. Corro hasta él y trato de golpearlo, haciendo que el golpe llegue a Kagura que no se cuando apareció. —No quiero peleas Inuyasha—Naraku mira a Kikyo—vengo por un si pronto—así desaparece sin dejar rastro. —Maldito infeliz no te vayas—grito sabiendo que no está. —Inuyasha calma—habla Kikyo, pero la ignoro. Comienzo a destrozar todo y Kikyo le dice a Sango, Miroku y Shippo que nos dejen solos, estoy destrozando todo hasta que siento las manos de Kikyo sobre mi. —Dije calma Inuyasha—dice Kikyo muy cerca de mis labios. —¿Cómo pretendes que me calme?—pregunto furioso. —Dime algo—hace que la mire a los ojos—¿estás así por el beso que Kagome le dio a Naraku?—no digo nada—Tu silencio habla Inuyasha, estabas celoso, no deberías—pasa sus manos por mi cuello. —¿Por qué no debería?—la miro incrédulo. —Porque me tienes a mi—Kikyo corta la distancia que nos separa y me besa, la beso devuelta, pero como si mi cerebro estuviera insertado un recuerdo llega a mi mente. Flash back Me estaba convirtiendo en un demonio, cuando mi pequeña Kagome se libero de donde la tenían atrapada, corrió a mi y me abrazó.  Yo seguía convirtiéndome en un demonio, clavé mis garras en sus sensibles brazos, pero aun así ella no dejo de abrazarme, luego me miro y acerco sus labios a los mios sellándolos con un beso fugaz, sellando así mi sangre de demonio, al terminar el beso la abraze. —Eres una idiota—la reprendí con tono dulce. Fin del flash Me separo de Kikyo de manera brusca mientras ella solo me mira con detención. —Yo...lo siento Kikyo no puedo—le digo dando un paso atrás. —Dime algo Inuyasha, ¿amas a Kagome?—su pregunta me toma por sorpresa, y la verdad creo que...creo que me he enamorado de Kagome. —No tengo respuesta a esa pregunta—ella se acerca nuevamente de forma provocativa. —Entonces dejame sacarte esas dudas—sus labios están cerca de los mios, pero esta vez la alejo. —Kikyo, yo no estoy para esas cosas ahora, respeta este momento...yo...yo me siento muy mal y lo último que pensaría es en esta tontería, mejor vamos con el resto—camino sin dejar que diga otra palabra, solo espero salvar a Kagome a tiempo. Narra Kagome Despierto en mi habitación, ¿y ahora quién me trajo? Me levanto para bañarme y siento que no tengo nada de energía. Camino al baño y me doy un muy bueno y largo baño, como no tengo ninguna gana de ponerme un kimono pongo un poco de poder espiritual haciéndome aparecer unos jeans azul claro y una blusa blanca pegada al cuerpo, me hago una trenza al de un lado. Ya lista bajo a la cocina y como algo, desde la mañana no he comido nada, cuando termino voy a la sala y me encuentro a Naraku sentado en unos de los sillones. —Naraku, justo contigo tenía que hablar—digo tomando asiento frente a él. —Muy bien, entonces habla—me dice mirándome fijamente. —Bueno voy a ser directa—aviso con mi usual tono frío—¿quién es Midoriko?
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