Ángel de la muerte

1455 Words
Narra la escritora Naraku tenía un nuevo plan, por lo que mando a llamar a Kagome. —Me mandaste a llamar, ¿qué necesitas?—pregunta Kagome apareciendo frente a Naraku y hablando con su avitual tono frio. —Te mandé a llamar porque creo que hay algo que te gustaría saber—Kagome le hace un ademas a Naraku para que continúe lo que estaba diciendo. —¿Pero de qué trata eso?—pregunta Kagome antes de que Naraku pueda continuar hablando. —Tú eres el ángel de la muerte—Kagome asiente con firmeza—entonces hay que demostrar tu poder. —¿Y cómo haremos eso?—pregunta Kagome, pero la verdad es que ella sentía que no le gustaba el rumbo que llevaba esa conversación. —Hay que hacer que esos odiosos aldeanos te respeten y te teman—a Kagome no le gusto lo que estaba escuchándo—quiero que sepan quien es el ángel de la muerte. —¿Y como se supone que haremos que me teman?—pregunta Kagome temiendo por la respuesta. —Eso déjamelo a mi... Kagome—Naraku sonríe malvadamente. Narra Inuyasha Después del beso entre Kagome y yo nadie ha dicho una sola palabra, Kikyo está enojada conmigo y no entiendo la razón. Todos caminábamos en silencio hasta que vemos a un niño correr y llorando, avanzamos hasta el rápidamente. —¡Hey!  ¿estás bien?—Sango es la primera en preguntar viéndose muy preocupada. —Y-Yo estoy bien, p-pero mi abuelo no lo está—el niño comienza a llorar y todos nos pusimos nerviosos. -—¿Qué pasa con tu abuelo?—pregunta Kikyo con cautela. —La aldea está en llamas—todos nos miramos mutuamente. —Shippo quédate con él, los demas vámonos rapido—Sango y Miroku se montaron rápidamente en Kirara y Kikyo en mi espalda, todos nos estabamos andando lo más rápido que podiamos hasta llegar a la aldea que estaba en llamas, el fuego habia consumido gran parte. Habian aldeanos corriendo en pánico y otros llorando, otros en fuego, todo era un caos. —¡Vamos a ayudar a todos los aldeanos que podamos!—grito a los demás y ellos asienten, nos separamos y rápidamente busque dentro de algunas cabañas, salvando a bebés, niños, madres embarazadas, ancianos, estaba ya un poco agotado pero eso no me detendrá. Narra Sango Cuando Inuyasha dijo que ayudemos a personas no lo dude ni un instante y entre en la primera cabaña que encontre en fuego, adentro esta la persona que menos pensaba encontrar aquí. —Kohaku... —susurro muy dolida, él no pudo haber provocado el incendio, no por favor, lágrimas de dolor bajaban por mis ojos bañando mis mejillas y secando mi garganta, mis labios seAún cuando las luces son tenues sentían secos por lo cual los relami para mojarlos. Kohaku se dá la vuelta y me vé por un momento con esa mirada que solo yo sabia descifrar, con: dolor, amor, sorpresa, ternura y comprensión. Pero muy rápidamente esa mirada que acabo de decifrar cambia a una mirada vacía, sin ningun tipo de emociones, me duele en el corazón que Naraku manipule a mi pequeño para todos sus planes maléficos, es solo un niño. —Muere—dice Kohaku antes de lanzarse a mi, esquivo su ataque y saco mi hiraikotsu para contraatacar a su ataque, trato de esquivarlo por un buen rato hasta que siento sangre en mi mano izquierda debido a un rasguño que me proporcionó Kohaku. Antes de que pueda hacer algo veo como el techo de la cabaña va a caer sobre Kohaku y sin pensarlo mas me lanzo hacia él. Narra Miroku Salgo corriendo en dirección contraria a los demas despues de que Inuyasha hablo, veo un a una linda aldeana llorar y corro hasta ella. —¿Estás bien hermosa joven?—pregunto como un responsable monje. —Mi hermana, no sé donde está—dice para empezar a llorar, agarro sus manos y las uno con las mias, me siento frente a ella y la miro. —Hermosa joven encontraré a su hermana, pero antes queria preguntarle algo—ella asiente en señal de que continúe lo que digo—es usted una preciosa joven y, ¿quisiera tener un hermoso hijo conmigo?, este pobre monje morirá pronto por una maldición en mi mano y necesito dejar descendencia, que dices, ¿aceptas?—antes de que pueda reaccionar su mano impacta contra mi mejilla. —¡Pervertido!—me señala y se levanta. —¿Qué tienen las mujeres con tener un hijo conmigo?—pregunto a mi mismo. —Monje—me tenso al escuchar esa voz. —Kagura—respondo igual. —Veo que nadie quiere tener un hijo contigo—se burla. —Eso no te debe de interesar—me levanto y agarro mi mano. —Lástima que no vas a dejar decendencias—antes de que pueda reaccionar ataca—¡DANZA DE LAS CUCHILLAS!—en este momento solo pienso en Sango, espero que este bien. Narra Kikyo Cuando Inuyasha dijo que nos separemos no lo quize, quize estár con él para asegurarme de que nada le pase, pero sabia que si me iba trás de él se enfadaría mucho así que quise ser muy persuasiva y mejor fuí a ayudar a los aldeanos, corro y veo a un anciano. —¿Señor está bien?—pregunto viendo como tose y trata de regular su respiración. —Si estoy bien señorita—responde levantándose ya que se encontraba de rodillas en el piso. —Venga que yo le ayudo—pasé un brazo por mi hombro y lo saque de la aldea con mucho esfuerzo. —Gracias joven—dice cuando lo siento en el césped cerca del bosque. —Tranquilo, no fue nada—respondo. —Bueno estoy bien no le quito mas su tiempo—me dice. —Me tengo que ir, adiós—no espero respuesta y salgo a buscar a Inuyasha, en el camino veo a un aldeano. -—¡EL ÁNGEL DE LA MUERTE!—grita como un loco—¡ELLA VIENE, HAY QUE TENERLE RESPETO Y TEMER AL ÁNGEL DE LA MUERTE!—no pude preguntar de quien habla ya que salió corriendo. —Kikyo, que bueno verte—miro hacia el lado izquierdo donde a una distancia se encuentra Naraku mirándome y sonriendo. —Naraku—hablo con fingida sorpresa—ya me imaginaba encontrarte aquí, por eso no se me hizo extraño verte. —Que bueno que estés aquí, el espectáculo apenas comienza—dicho esto desaparece. Narra Kagome Después de hablar con Naraku me fuí a cambiar, ya que vamos a comenzar con el plan, subí a mi habitación y como no queria usar kimono yo misma hice la ropa que usaré, con un poco de mi poder hice una blusa que por detrás bajaba y como un vestido color n***o, y una falda del mismo color solo que este tenia el n***o mas llamativo, me miré en el espejo y estaba hermosa. Hice tambien unos tacones color negros con diamantes pequeños en el tacón, un collar plateado y aretes del mismo color, me maquille natural pero mis labios con un rojo intenso, deje mi cabello suelto callendo como cascada y me hice ondas ya estaba lista para lo que viene. Bajé las escaleras con el sonido de mis tacones acompañandome en el silencio del palacio. —Naraku estoy lista—dije con mi habitual tono frío, naraku estaba de espalda y se giró a verme abriendo sus ojos mas de lo habitual. —Kagome, estas... -le dí una mala mirada y se calló y nos marchamos, cuando llegamos en la pluma de Kagura la aldea ardía en llamas, solo se escuchaba los gritos de las personas y algo se revolvió en mi estómago y mi corazón se estrujo, pero no podia dejar que me vieran débil. —ESTE ES UN POCO DEL PODER QUE TENGO, DESDE HOY QUIERO QUE TEMAN A QUE YO APAREZCA, YO SOY EL ÁNGEL DE LA MUERTE—todos me miraban con temor y no me gustaba esa mirada. —Bien hecho Kagome—me felicita Naraku con una sonrisa que no soy capaz de devolver. —¿Qué haremos ahora Naraku?—pregunto lanzándome de la pluma para caer al suelo sin estropear mis tacones. —Esperar que el espectáculo comienze—yo asiento y me quedo mirando un poco el cielo, no sé cuanto tiempo ha pasado hasta que escucho mi nombre. —Kagome... —miro a la persona que me llama, tratando de equivocarme, pero no lo hago. —Kikyo.
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