Han pasado algunos semanas, me encontraba en el patio, viendo el horizonte, era de mañana y podía sentir el aire fresco en mi piel el cual era exquisito. Las cosas seguían casi iguales, Foster ahora era más comunicativo conmigo, hablábamos sobre cosas de sus negocios y otras de la hacienda. Ahora lo estaba conociendo un poco mejor. Ahora ya no le tenía miedo, sino que sentía algo más por él. De repente miré un hermoso caballo de pelaje café pasándose por el jardín, seguramente se había escapado ya que era muy raro ver uno allí. —¿Te gustan los caballos?—me preguntó que había llegado de repente. —Si, son muy bellos—respondí viendo el animal—. ¿Podemos ir a verlo?—le pregunte sin querer, no pude detener mis palabras. Él me vio por un momento en silencio. —Claro, ven sígueme—me pidió avan