Los días establecidos ya habían pasado, mi estómago no podía resistir un día más sin recibir alimento, tenía la garganta seca, y mi cuerpo me pedía algo de calor. Celia, llegó a la celda a curarme de nuevo las heridas, el dolor ya no era tan terrible, ya que ella había utilizado una especie de ungüento hecho de hiervas naturales que según ella todos en el pueblos lo utilizaban para que sus heridas sanaran rápidamente, algo que pude confirmar que era cierto ya que mis heridas estaban casi curadas. Cuando terminó de aplicarme el ungüento, se puso de pie y dejó una bolsa plástica a mi lado. —El patrón me ordenó que le diera esto. Dice que puede irse a su habitación y que esta noche baje a cenar con él a la misma hora—me comunicó, al escucharla tomé la bolsa plástica y la inspeccione. Era