El viejo calabozo: el destino a la puerta El viejo calabozo, que tantas veces había acogido a los vagabundos, era como un pequeño patio rectangular situado en la esquina de una sombría avenida, en la parte occidental de la ciudad; miraba hacia el consulado británico. Había un patio interior cubierto de h****a y lleno de desperdicios, con signos evidentes de servir de vivienda a vagabundos. Daban al patio seis o siete celdas, y las puertas, que en alguna ocasión se habían cerrado para recluir a unos cuantos pescadores de ballenas alborotadores, se pudrían en el patio. No quedaba ninguna señal de cuál había sido su antigua función, excepto los barrotes oxidados de las ventanas. El suelo de una de las celdas estaba algo más limpio; junto a la puerta, lleno de agua, había un cubo (el último