Amanecer en la playa: las tres cartas Habían desaparecido las nubes, reapareció la luz tropical de Papeete; volvían a agitarse en medio del calor las grandes olas en los arrecifes, y las palmeras de la isla. Un barco de guerra francés regresaba a su país, estaba en medio del puerto, parecía un hormiguero. Por la noche había entrado en el puerto una goleta, que descansaba lejos de la isla, cerca del canal; había izado bandera amarilla, símbolo de epidemia. Desde la costa podía divisarse una larga hilera de canoas que encabezaban la marcha hacia el mercado, eran como un largo pañuelo al que policromaban la vestimenta de los aborígenes, y la fruta que transportaban. Pero ni la belleza ni el cálido saludo de la mañana, ni siquiera todo el movimiento del puerto que tan interesante era para lo