Mientras tanto Briana… Cuarenta y cinco minutos antes de que el presidente observara a Briana… Javier anteriormente había llamado a la recepcionista para decirle que necesitaba al botones por unos instantes, en la tienda de ropa de al lado. La mujer como le encantaba Javier y al recibir su regalo el día de ayer no se negó en cumplirle con aquel favor que él le pidió para usar los servicios de aquel trabajador. A su vez, el botones tenía que acompañar a la chica, para que le dieran el permiso de comprar la ropa. Esa tienda era una extensión del hotel, y todo lo que Briana comprara lo pondrían a nombre de Javier, su cliente estrella. A su vez, el botones estaba encantado en ayudar a la chica, porque sabía que Javier le daría una gran propina, después de la ayuda. —Señorita, entonces ya qu