Briana llegó a casa y le contó a los chicos las buenas noticias de su nuevo trabajo, les enseñó el presente que le había dado el presidente y a su vez, les prometió que dentro de poco con esa tarjeta sin límites, les compraría muchos regalos, noticia que a esos adolescentes de escasos recursos les llegó al corazón sintiéndose muy alegres. Luego, la mujer aprovechó en comprarles esa noche comida china, pasando así una linda velada con aquellos jovencitos. Posteriormente, ellos se fueron a dormir, y Briana se quedó en la sala deseosa de enviarle un mensaje al señor presidente siendo las doce de la noche. —Bueno, ¿si me puso su numero de contacto es para que me contacte con él no? Cuando lo vi que se fue se veía un tanto ocupado… —movía una de sus piernas con algo de nerviosismo —¿Será que l