Eran las cinco de la tarde, y aquel medico se levantó de inmediato del asiento, muy asustado por aquella noticia tan espantosa que le dio la enfermera, acerca de las mujeres a quien él había elegido como la madre del hijo del presidente. No lo podía creer porque todas se veían mujeres muy serias que no usaban ningún tipo de estupefacientes. Pero da la casualidad de que de ocho mujeres disponibles que tenía, cinco de ellas usaban drogas en sus tiempos libres. Ellas creían que como habían pasado las primeras pruebas de drogas, no les harían más, pero se encontraron con la terrible sorpresa de que si les harían otras pruebas después de esas. Entonces, el doctor casi que halándose sus cabellos, exclamó muy asustado quitándole la hoja de los resultados a la enfermera: —¡No puede ser, ¿estas se