Los hijos de Bernice le dieron algo de ropa a Briana aquella noche, ella se dio un baño y muy alegre sintió que aquella familia la acogió como si ella fuera uno más de ellos. A pesar de que Bernice no saldría en la cárcel por mucho tiempo debido al asesinato del hombre que violó a su hija, la señora pensaba que Briana era una extensión de su hija y que también había sufrido mucho, por aquel hombre que la engañó y de paso le mató al bebé que tenía en el vientre. Entonces, ella estando cubierta con una sábana vieja, con olor a naftalina, tomando una taza de chocolate caliente, en aquella sala un tanto humilde, atrapada como en los años ochenta, de muebles viejos, y luz tenue, les dijo los siguiente a todos: —No se preocupen, buscaré empleo lo más pronto posible para ayudar con las cuentas e