[Paulina]
¿Embarazo? Lo que Lorena me había dicho no podía ser verdad, ¿estaré embarazada? Era verdad que Francisco y yo hemos estado cogiendo como conejos en estos últimos dos meses, pero… ¿un hijo justo ahora? Francisco los quiere, quiere tener hijos solo porque le conviene para la campaña presidencial, pero ¿y yo? ¿estoy lista para esa responsabilidad? Regreso a mis pensamientos cuando Lorena entra a la habitación
—ok, conseguí la prueba, ¿quieres hacerla aquí o… en tu casa?— pregunta sosteniendo mi mano, niego
—la haré aquí, pero prométeme que no dirás nada, sea cual sea la respuesta, será nuestro secreto— digo un poco nerviosa, ella asiente y sonríe de lado, entregándome la prueba de embarazo y haciéndome una seña para que entre al baño.
Suelto un largo suspiro y entro al sanitario, sosteniendo la cajita de la prueba, me miro al espejo, tengo el rostro pálido, el resultado de la prueba va a cambiar muchísimas cosas, saco la prueba de la cajita, y hago lo que dicen las instrucciones.
Salgo del baño, Lorena se acerca a mí, mordiendo sus uñas caras y sonriendo de lado, ansiosa por saber el resultado, mi estomago ruge y no se si es por hambre o por los nervios,
—dos rayitas es positivo y una es negativo— dice Lorena tronándose los dedos, asiento y extiendo la prueba para ver el resultado
Siento la sangre caer a mis pies, «positivo» estoy embarazada ¿tendré dos meses? ¿o tendré más? Este hijo no puede ser de Pablo, ¿o sí? Mis nervios aumentan, demasiado y un nudo en la garganta me estorba para poder hablar
—¿y bien? ¿se lo dirás? — pregunta sonriendo y dándome un abrazo
—no… no lo sé, digo, claro que se lo diré, pero… tiene que ser una sorpresa— digo sin dejar de procesar todo esto en mi cabeza, sentía muchas ganas de reír, de llorar, de gritar, paso saliva y después de abrazarnos un rato más salimos del baño.
Lorena me acompañó de nuevo a la mesa donde estaban nuestros maridos, Francisco rápidamente se dio cuenta de que algo me pasaba
—¿te sientes bien? — me dice por lo bajo, asiento, intentando calmar mis nervios, veo a Lorena de reojo y ella me sonríe también, ahora somos cómplices en un secreto que espero no dure tanto tiempo…
Habían pasado dos días de esa cena, Lorena me mandaba mensajes diarios preguntándome si ya había dado la noticia y yo siempre le respondía que no, pero no era porque no quisiera decírselo a Francisco, no estaba segura de si el bebe era de él, no estaba segura de cómo decírselo y no estaba segura de que él quisiera tenerlo «claro que quiere, es un interés político tener hijos, solo para eso te compró» mi voz interior juega conmigo y estoy a punto de hacerle caso
—¿Paulina Diaz?— escucho mi nombre de una enfermera, me pongo de pie pasando saliva y caminando hacia ella, asiento
—sus resultados, con permiso— me dice entregándome un sobre en color blanco, le sonrío y vuelvo a mi lugar
Había venido a hacerme unos estudios de sangre para comprobar el resultado de mi prueba de embarazo, suelto el aire retenido, limpio mis manos en mis pantalones y abro el sobre, mi corazón latía más rápido de lo normal y mis manos temblaban debido a los nervios, abro el sobre y comienzo a leer
«positivo, ocho semanas y media»
Es de Francisco, no hay duda, lo debimos haber creado en nuestra luna de miel, lágrimas caen de mis ojos, por un momento pasó por mi mente la idea de que mi hijo pudiera ser de Pablo, el único hombre al que eh amado, pero no, esa esperanza se esfumó, así como se esfumó su amor por mí, se esfumaron sus caricias de mi cuerpo, mi hijo es del hombre que pagó por él, este hijo llegaba en un momento de oportunidad para mi esposo, en unas semanas serás las elecciones y un hijo para un candidato es una bendición demasiado grande y conveniente, ahora el partido podría armar la historia del político y su esposa que esperan a su bebe y la esperanza para el país y blah blah, tengo que pensar en cómo le daré la noticia a Francisco, ya quiero ver la cara de Lucía cuando se entere de que su… jefe, será papá, suelto una risa, me pongo de pie y salgo del hospital, es hora de ir de compras.