Turín estaba casi desierta: unos pocos taxis con los colores n***o y verde de finales de los años 50 del siglo XX, algunos tranvías de esa época, algún raro automóvil privado (sobre todo FIAT 600, Alfa Giulietta de su primera serie, un Volkswagen escarabajo...), vehículos tomados para la ocasión de los museos del automóvil y unas pocas personas vestidas con ropas de esos tiempos: no te atrevas a salir esta noche con ropa moderna, ¡menuda multa! En cuanto a conducir un auto contemporáneo, nada de nada: confiscación automática del coche.
La orden de recrear durante doce horas en toda la ciudad, de noche, la atmósfera de esa lejana década del siglo XX parecía, como mínimo, estrambótica. ¿Y qué decir además de esas calles casi a oscuras, con la orden estricta a los encargados de la iluminació
