—Tiene razón, profesor —coincide el médico joven. Luego, para tener finalmente la aprobación del superior trata de detallar la teoría—: Mas bien pensaríamos que se trató de una suposición equivocada, no del hospital sino de los guardias forestales que encontraron al paciente en el monte y le transportaron aquí: evidentemente contaron su falsa impresión y el encargado de recepción se limitó a dictar al computador lo que estos le dijeron. —Está bien pero, aparte de estas divagaciones, ¿cómo reaccionado el paciente cuando ha descubierto de repente que es un anciano? —Por ahora nadie se lo ha dicho y no se ha dado cuenta todavía: al menos hasta mañana se mantendrá bien atado, inmóvil, en la camilla médica revigorizante. —Ahora voy a verlo. Debo traer a la memoria todo lo que me ha ocurrido