Minerva se levantó de la cama como todos los días y se metió en la ducha. Se le habían pegado las sábanas un poco e iba muy justa de tiempo. La noche anterior había tardado mucho en dormirse porque había escuchado a Stefano despierto hasta muy tarde. Él había estado trabajando en el despacho hasta la madrugada y ella no conciliaba el sueño tranquila hasta que no lo sentía dormido. Aunque en el mes que llevaba allí él nunca había intentado nada más que burlarse de ella en cualquier ocasión que podía, todavía no confiaba en que no quisiera reclamar algún tipo de relación s****l. Se sentía especialmente tensa cuando regresaba temprano del trabajo y comprendía que no había estado con Bianca. Los días que él volvía después de la cena, lo que había ocurrido dos o tres veces, se dormía mejor.