POV Aria
Estaba muy cansada el lunes por la mañana, me había quedado despierta hasta altas horas de la madrugada con Ivar, descubriendo cosas sobre él, como que su color preferido es el rojo, amaba las cosas dulces y que le gustaba escuchar rock. Nos tomamos todo el domingo para descubrirnos un poco y eso también llevó también a que nos veamos mucho, aunque él jamás intentó algo más, para mí decepción.
La ducha limpió su olor en mí y eso molestaba a mi lobo. Ella quería completar el vínculo y para eso, debíamos tener sexo y marcarnos. Yo no estaba muy segura de la parte de marcarse, pero a pesar del corto tiempo que transcurrió entre mí transformación, la aceptación del vínculo y hoy; quería algo más con él.
“Después soy yo la lasciva” gruño mí lobo recordándome que hasta hace poco no quería saber nada de estar con Ivar. “Te recuerdo que tus bragas ya se mojaban por nuestra pareja antes de que yo pudiera aparecer” mencionó enviándome imágenes mentales de él y de mí en la oscura habitación durante la fiesta.
De pronto sentí una oleada de emociones que iban desde el enojo a la tristeza, pero no eran mías y eso agito a mí lobo interior, “nuestra pareja” murmuró y podía sentirla lloriquear en mí cabeza.
- ¿Qué ocurre? - le pregunté enlazándolo mentalmente mientras me cambiaba y me alistaba para ir a la escuela.
- Ya no tengo tu olor en mí piel y tú no tienes el mío- refunfuño como si fuera un cachorro de cinco años. Pero me pareció adorable que quisiera tener mi aroma en su ser, porque yo quería exactamente lo mismo.
- Es lo que nos toca transitar- le respondí con tristeza.
Pasamos por el futuro gamma, Brian, quien se sentó adelante en la camioneta de Ivar, mientras yo iba detrás. Primeramente, un escuadrón revisaría la zona de la escuela y una vez que nos dieran luz verde y no hubiera ojos curiosos, yo me bajaría y ante la mirada atenta de la gamma quien estaría a una distancia prudencial, cumpliría con mis obligaciones escolares.
Las primeras horas de la jornada escolar transcurrieron en calma, prácticamente aburridas. No había muchas clases en las que me topase con Ivar y mis pensamientos divagaban constantemente hacia él y en qué estaría haciendo, pero lo vería en breve, durante los entrenamientos cuerpo a cuerpo. Luego de tomar la ropa de gimnasia y mi botellón de agua, me junté con Sasha para cambiarnos en el vestuario.
- ¿Qué sucedió en la fiesta? Desde ese día no me has contestado los mensajes. Te salimos a buscar con Lucas, él esta muy afectado y preocupado por ti. - comenzó a regañarme Sasha
- Voy a terminar con él – respondí de pronto y vi la mirada de sorpresa en el rostro de mi amiga. – y me fui de la fiesta porque me sentía mal, camino a casa me encontré con mi pareja destinada. No debo explicar que eso significa el fin de la relación con Lucas…- murmuré queriendo que solo Sasha escuchase.
- Si encontraste a tu pareja, ¿ya tienes tu lobo? - Sasha estaba emocionada, claramente, pero yo tenia que ocultar la información de lo que era
- No, aun no, debe estar por manifestarse pronto- mentí y no me gustaba ocultarle la verdad a mi única amiga, pero, tampoco podía evitar pensar en las palabras de Ivar. - ¿has visto mi botellón de agua? – pregunté queriendo cambiar de tema.
- Estaba por aquí, creo haberla visto – Revisamos con la vista y me extrañe de haberla dejado tan lejos de nuestros casilleros.
- Allí esta, vamos se nos hace tarde- tome mi botellón y el brazo de mi amiga y nos arrastramos hacia el campo de entrenamiento.
El día estaba bastante caluroso para tratarse de un día de primavera, aunque una suave brisa recorría el campo y prontamente me trajo el olor de mi pareja. Lo busqué con la mirada y allí estaba él, junto a su grupo mirándome fijamente. Aparte mi mirada, mientras me sonrojaba como una tonta enamorada.
- ¿Le hiciste algo al futuro Alfa? - pregunto Sasha mientras comenzábamos a entrar en calor corriendo alrededor del campo de entrenamiento.
- No le hice nada, no tengo demasiada relación con el – segunda mentira, pero por el momento tendría que mantener las apariencias-
- Oí rumores que durante la fiesta discutió con Lyra y hoy a la mañana ella estaba bastante enfurecida, aparte él está mirándote constantemente esta mañana y su rostro esta muy serio. Se que tu hermano será su beta, pero mantente alejada de Lyra y su grupo. Me dan mala espina.
- No te preocupes, me mantendré lo mas alejada que pueda de la triada del mal- sonreí, pero dentro de mi algo estaba agitado.
Después de unas cincuenta vueltas estaba bastante cansada, los días sin entrenamiento me estaban pasando factura y me encontraba sedienta. Agradecí profundamente cuando el entrenador nos dio una breve pausa para que nos hidratemos antes de la pelea cuerpo a cuerpo y podía sentir la emoción de mi lobo interno al tener un poco de emoción.
“Espero que nos toque con la perra de alguna de la triada” menciono mi loba y me reí ante su comentario. “Hemos prometido estar alejadas de ellas” le reprendí, pero también me divertía la idea de darles una paliza. A la distancia vi a la triada, Lyra y sus dos secuaces de las cuales nunca puedo recordar el nombre. La primera me miraba con odio y creo que por mas café frio que le haya volcado encima no valdría tanto el resentimiento. Luego de tomar bastante agua, nos volvimos a juntar en el centro del campo para esperar los próximos entrenamientos.
- En cuanto diga sus nombres, se ponen en parejas. Hoy vamos a practicar ataque y defensa. Les recuerdo para aquellos que ya tengan sus lobos, deberán moderarse en cuanto a la fuerza y está prohibida la transformación.
“Ya lo escuchaste Loba, no podemos excedernos” comenté jocosamente en mi mente, pero no obtuve respuesta alguna. Tal vez las palabras del entrenador la molestaron.
- Aria y Lyra- dijo el entrenador sacándome de mi introspección y algo se volvió a agitar dentro de mí. “Al final tu sueño se hará realidad” intenté de nuevo contactar con mi lobo y no tuve ningún tipo de reacción.
Mi combate sería el tercero y mientras seguí intentando contactar con mi lobo sin éxito me di cuenta que algo estaba mal, pero era demasiado tarde. Era nuestro turno.
- Aria te defenderás de los ataques de Lyra en el primer asalto y luego rotaremos. -
Podía ver la sonrisa burlona de Lyra, mientras mi visión se volvía borrosa y mi corazón latía con tal intensidad que me hacia sentir mareada. ¿Qué me sucedía? ¿Por qué me sentía tan lenta y pesada? Vi a Lyra correr hacia mí, aunque no tenía su lobo era rápida, pero yo la conocía, sus ataques tendían a ser impulsivos y no tan coordinados y pude evitar el primer puñetazo que se dirigía a mi cara, pero el segundo lo asesto en el costado de mis costillas.
Lyra tenia una sonrisa maliciosa en su rostro mientras yo lograba evitar algunos golpes y otros no tanto.
- No estas tan segura ahora como el otro día, ¿no? Maldita perra- murmuro solo para mis oídos mientras me daba una patada que me desestabilizó y me hizo rodar por el suelo.
- ¿que has hecho? - las palabras se pegaban a mi paladar y luchaba contra la fatiga de mis músculos
- Aléjate de Ivar. Esto es solo un aviso, la próxima vez directamente no tendré compasión.
Si quedaban dudas de que Lyra se había obsesionado con mi pareja, ahora las disipó por completo. Sus golpes eran mucho más feroces y duros y yo me sentía demasiado lenta. El murmullo de alrededor era inteligible y sin quererlo me encontré buscando los ojos de Ivar a la distancia. Me miraba con preocupación y cierto temor quisiera pensar. Entonces Lyra en un movimiento rápido conectó a quien estaba observando y se enfureció. Aun sin mi lobo sentí la furia y los celos emanar de su cuerpo. Su ataque recrudeció y Lyra con el puño cerrado lo descargo en mi rostro con un golpe preciso, pero no basto con un solo puñetazo, sino que siguió asestando golpes, uno tras otro, sin poder detenerlos. Mis extremidades no respondían y mi cara ardía. Sentí la sangre correr por mi nariz y brotar de mi boca.
Lyra no se detuvo y me agarró del cabello y me empujó hacia atrás, haciéndome caer al suelo. Podía escuchar pitar al entrenador el silbato, pero todo se sentía un poco lejano y mis parpados estaban cediendo ante el impulso de desmayarme.
- Eres débil, perra- susurró Lyra, su aliento frío en la oreja de Aria mientras la sostenía del cabello- No puedes protegerte a ti misma y pretendes ser la Luna de Ivar-
Mencionar a mi pareja despertó mis sentidos por un breve lapso de tiempo, con un esfuerzo supremo, me solté del agarre de Lyra y le asesté un golpe con mi cabeza rompiéndole la nariz a Lyra en el proceso. Sonreí como si hubiera ganado, aunque sabia en mi fuero interno que esto no terminaría allí. Mi visión se oscurece y lo único en que pienso es en Ivar quien se agachaba a mi lado murmurándome que todo estaría bien.