Pov Ivar
Pensé en ir atrás de ella y llevarla lejos del ruido, la bebida y sobre todo de él. Abrí la puerta y para mi mala suerte, me topé con Lyra. Su vestido era ridículamente pequeño y no dejaba nada a la imaginación, aunque yo no precisase imaginarla, ya la había desnuda. El escote en “v” era demasiado profundo y sus senos parecían querer escaparse de la minúscula tela que los mantenían prisioneros. Quizás antes me hubiese gustado la imagen que me proporcionaba, y lo fácil que seria sacarle ese intento de vestido, para follarla rápido. Pero no estaba de humor, quería volver a ver a Aria, y en lo posible tenerla nuevamente en mis brazos.
- Ivar, ¡Viniste! - los ojos de Lyra se iluminaron a topar mi mirada, pero yo me sentía indiferente hacia ella y todo lo que me rodeaba.
- Estaré aquí solo un momento, estoy bastante cansado.
Lyra hizo un mohín y tomo mi mano para conducirme a la improvisada sala de baile que habían hecho en la casa de Tammy, corriendo todos los muebles para que la gente bailase más cómodamente.
Mi lobo la ubico rápidamente entre la multitud de gente. Lucas se le acercaba por detrás con un vaso para ella y lo observe mirándole el trasero. La furia me embargaba, nadie tenia el derecho de mirar a Aria asi, aunque ella no se percatase de que otro hombre, que no era yo, la estuviese comiendo con la mirada. Lyra estaba ya bastante ebria y apoyaba sus senos en mi pecho, pero no sentía ningún tipo de emoción, ella me besaba el cuello y los labios, y yo no podía dejar de mirar más allá de ella, solo a Aria.
Su rostro era muy expresivo, tanto que, si su mirada pudiera matar, yo ya estaría a dos metros bajo tierra. Estaba enojada, y eso confirmó mis sospechas. Estaba celosa de Lyra. Un sentimiento, quizás esperanza, se instauró en mi pecho. Si estaba celosa, quería decir que yo ¿le gustaba? Agudicé mis oídos para escuchar su conversación y entonces la oí. “Vámonos a tu casa” le pedía a Lucas y se me heló la sangre.
- ¿Qué sucede? – Dijo Lyra en mi cuello mientras me abrazaba, pero yo no le correspondía el abrazo. Cerré mis puños con fuerza, si tenia que impedir que se fuera con él lo haría. No dejaría que nadie la tuviese.
“Aria, me importas mucho, pero estamos los dos ebrios y no quiero que te arrepientas de nada” le contesto Lucas y le acarició su mejilla. Quería romperle la mano por tocarla. Otra vez mi lobo estaba queriendo tomar el control y alejarla de él. No entendía mi odio irracional hacia Lucas, pero al menos tenía modales, pensé en mi fuero interno. La vi excusarse para ir al baño y su aroma floto en el aire como una sustancia hipnótica que me instaba a seguirla.
- ¿Ivar? - la voz molesta de Lyra me saco de mi ensimismamiento, estaba bastante molesta y ebria – te he estado hablando y besando y ni siquiera parece que estuvieras aquí realmente, ¿Dónde tienes la mente hoy?
- ¿y quién eres para hacerme planteos o hacerme una escena? – replique molesto.
- ¿no soy tu novia acaso? Puedo hacerte preguntas…- comenzó, pero la corte en seco y la aparte
- Para ya. ¿mi novia? ¿Qué es ese cuento? Estas tomando atribuciones que no te corresponden como el hecho de ir diciendo a los cuatro vientos que serás Mi Luna – la vi sonrojarse ante mis palabras y su labio inferior temblaba mientras quería darme algún tipo de explicación -Te lo diré ahora la hemos pasado bien, pero estas cerca a cumplir tus 18 y mi lobo me ha dicho que no eres su pareja destinada. El puesto de Luna solo será para mi pareja, ninguna otra ocupará ese lugar. Nunca te di esperanzas de algo más que lo físico, Lo siento, pero no seguiré haciendo esto.
- Ivar, yo… puedo cambiar. No diré nada más sobre ser la Luna, no te pediré nada, solo quédate conmigo- su rostro se había transfigurado por el llanto, y lamentaba romper su burbuja, pero yo no la quería, pero tampoco era un maldito, la abracé y la consolé lo mejor que podía diciéndole que yo no era el indicado para ella
Pasaron muchos minutos antes que Lyra se calmase, pero mi lobo estaba muy inquieto. Revisé el lugar y vi que Aria no había vuelto y eso me inquieto. Estaba tardándose demasiado en volver del baño. Me excuse de Lyra, diciéndole que mi padre me había contactado por algo referente a la frontera.
Olí el aire y su característico y llamativo olor se estaba diluyendo en el lugar. No estaba. Se fue y mi lobo se descontroló “Encuéntrala” gruñía, una y otra vez. Por instinto recorrí los alrededores, hasta llegar a donde su olor era mas palpable, era el auto de Lucas. A partir de allí supe que se fue caminando, seguí su rastro y de pronto un dolor me atravesó el corazón.
“¿Que sucede?” le pregunte angustiado a mi lobo, pero el gruñía dolorosamente y solo vociferaba que necesitábamos encontrar a Aria. Corrí desesperando y entre al bosque hasta que un tiempo después su aroma me golpeo con fuerza. Era ella, pero también había algo más en su olor.
- “MIA” – Gruñí. Ella estaba arrodillada y veía sangre en su pecho y su barbilla. Me puse en alerta, mi pareja estaba herida, pero algo me detuvo en medio del trayecto. Sus ojos estaban completamente oscuros, su lobo se estaba manifestando.
- Tardabas demasiado -su voz era distinta, y denotaba enfado – mi humana está sufriendo la transformación y no lo puede soportar sin ti a nuestro lado – mi mente iba a mil por hora, si bien las transformaciones eran dolorosas al principio, nadie sufría tanto, éramos después de todo, lobos. Estábamos destinados a transformarnos
- ¿Por qué sufre asi?
- No tengo mucho tiempo de explicártelo. Si no se transforma, morirá. Necesito tomar control de su cuerpo por completo para poder sanarla. Su parte humana es fuerte y se está resistiendo al cambio. – mi lobo gimoteaba ante sus palabras y cedi a que tomase control de mí.
Mi transformación fue rápida, la ropa exploto por el aire y me acerque a Aria lo suficiente para que mi cuerpo la rodease. Sentía su dolor y su miedo, que fue mas palpable cuando Aria volvió a tener el control. Ella lloraba y me miraba, suplicando que la ayude a lidiar con la agonía que la atravesaba. Comencé a hablarle mentalmente, pensé que como su transformación estaba a medio camino no me escucharía, pero aun asi función.
- Respira, cariño, estoy aquí para ti- intente reconfortarla
- Duele, me quema- ella hablaba en mi mente y juraría que podría quemar el mundo si eso significase poder menguar las sensaciones que se alojaban en su interior.
- Escúchame Aria, debes aceptar el dolor y no luchar contra él. Te estas lastimando. Apóyate en mí, cierra tus ojos y deja que la transformación suceda.
Vi dudas en sus bonitos ojos, pero hizo lo que le pedí que hiciera, se apoyo en mi y cerro los ojos. El vínculo la ayudaría a transitar esto de mejor manera, podía sentirlo. Oí sus huesos romperse, sus prendas rasgarse y finalmente caer cuando sus piernas y brazos comenzaron a extenderse. Pasaron minutos, peo a mi me parecieron horas y cuando finalmente su transformación concluyó mi amor se hizo más profundo, pero también la realidad me golpeó con fuerza. A mis patas se encontraba una loba pequeña, exhausta y la más hermosa que mis ojos habían visto alguna vez. El ultimo lobo blanco era mi Aria. Entonces se volteo y sus ojos verdes me atravesaron el alma
- Mio- dijo en mi mente y después, se desplomó a mis patas, totalmente desmayada y agotada. Sus palabras inundaron de calidez mi cuerpo y la determinación bullía en cada resquicio de mi ser. Aria estaba en peligro y yo la protegería con todo lo que tenía, incluso si debía dejar mi vida en ello.