Capítulo 13: El Beso

1766 Words
POV Aria El auto de Lucas se desliza por los caminos asfaltados de la manada mientras sus dedos aún están entrelazados a los míos. No me ha preguntado nada, es una cualidad suya dejarme procesar mis sentimientos y pensamientos y esperar a que esté dispuesta a hablar sobre ello. Lo veo tomar otro camino que no es el el que lleva a la casa de sus padres y frunzo el ceño. -Me mudé - dice de pronto como si leyera mis pensamientos y antes de que siquiera pudiera formular la pregunta. - necesitaba mí espacio y quería tener algo para los dos. Falta poco para mí cumpleaños y puede....-dijo y se me paró el corazón. Había hecho esto ¿por nosotros dos? -He encontrado a mí pareja destinada- emití de pronto y sin vueltas. No hay manera de decir esto de ninguna otra forma que no fuera así, cruda y fríamente. Su cuerpo emitía olas de tristeza, enojo y frustración. Quiso apartar su mano de la mía pero no se lo permií y lo observé arquear una ceja y luego, aplacarse. - ¿No ha sido lo que esperabas que fuera?- preguntó y lo noté esperanzado. Mí mente era un lío y si bien una parte de mí quería rechazar a Ivar, el vínculo era algo que no podía ser tomado a la ligera, me impulsaba a su dirección. - Es complicado y no estoy segura de aceptar pasar mí vida por algo que no he decidido - murmuro y vuelvo a sentir el cansancio instaurarse en mí mente y en mí cuerpo. Lucas guardó silencio, quizas sopesando mis dichos y me dedico a mirar por la ventanilla del automóvil. Esta parte de la manada es la más nueva, hay algunas casas, unos comercios y un par de edificios de departamentos. Después de estacionar el automóvil, me condujo hasta el ascensor y solo una vez dentro de el, me soltó la mano solo para abrazarme. Me sorprendí ante su acto y no supe cómo reaccionar al principio. No es la primera vez que me abrazaba pero ahora se sentía distinto. Me soltó solo cuando las puertas del ascensor se abrieron y me llevó hasta su apartamento. Su hogar no era muy grande, pero estaba completamente amueblado y tenía detalles distintivos que eran propios de la personalidad de Lucas. En una de las paredes había una especie de repisa con muchas fotos, algunas con sus amigos, otras con sus padres, y muchas conmigo. Nuestros momentos. Fotos tomadas con el celular cuando estábamos en detención, fotos de cuando éramos más pequeños, fotos de excusiones y una foto de ambos dándonos un beso. Me sonrojé ante esto último y Lucas me abrazo apoyando mí espalda contra su pecho. No era correcto estar así con él, más aún cuando yo ocultaba muchos secretos y sobre todo porque el rostro de Ivar se me aparecía cuando cerraba los ojos. El sonido incesante de mí celular rompió el hechizo que nos cubría y Lucas, decentemente, se apartó para darme privacidad. El nombre de Ivar en la pantalla me molestó y me tenté a rechazar su llamada pero no me dejaría en paz, de eso estaba segura. - ¿Qué quieres?- gruñi en forma de saludo. - ¿Dónde diablos estás?- si estuviese a su lado, seguramente su lobo estaría furioso y estaría emitiendo incontrolablemente su comando Alfa. -Solo te atendí la llamada para decirte que por hoy no voy a volver y para que me dejes en paz. -Tu no entiendes que estás en constante peligro. Pero eres tan inmadura de no comprenderlo que haces estupideces como por ejemplo escapar del hospital con destino incierto. -Pues no te incumbe mí seguridad. Estoy y estaré bien. Asi que adiós - repliqué furiosa. -Aria, no te atrevas a cortar el tel...- rugió pero le corté la llamada y apagué el teléfono para no tener que lidiar con él. Entendía que estaba enojada con él por no creerme, pero aparte de eso, me irritaba el control que quería ejercer sobre mí, a pesar que comprendía que era por mí seguridad. Estaba en un edificio, en el último piso y no creo que me pasara nada. Él no lo sabía, claramente, pero eso no lo excusaba de sus otros comportamientos. -Veo que es una relación difícil - señaló Lucas volviendo a mí. - No tienes idea- murmuré, más para mí que para él. - Ven, comamos algo- me invitó y agradecí que no quisiera indagar más sobre mis problemas. Hicimos una salsa para acompañar a las pastas caseras y el tiempo pareció volar mientras nos divertíamos como antes. Abrimos una botella de vino y todo parecía mejor después de varias copas. Me quisieron enlazar mentalmente muchas veces y luego de varios sorbos de alcohol, ni siquiera tenía que poner muros mentales, las voces se silenciaron y mí loba estaba mucho más tranquila. La segunda botella, la tomamos frente a la televisión recostados en el sofá. Lucas me abrazaba y todo se sentía correcto e incluso normal, por lo que mí mente incluso comenzó a divagar. ¿Que haría al día siguiente? No quería involucrar a Lucas en mí caótica vida y se que Ivar si supiese dónde estoy o oliese el aroma de Lucas sobre mí, se volvería loco. Tenía otras prendas en la bolsa que traje conmigo del hospital, por lo que tendría que bañarme y cambiarme antes de irme. - ¿En qué piensas? - preguntó sacándome de mí ensimismamiento y me voltee para mirarlo de frente. - En que mí vida se ha convertido en un desastre. No sé que hacer, hacia donde ir. Mí familia ha aceptado el hecho de que vida con mí pareja destinada y yo no quiero volver hoy allí y toparme con él. -Quedate aquí, puedes venir a vivir conmigo- me ofreció y vi que tenía esperanza de que aceptase. - Lucas, en menos de mes y medio obtendrás tu lobo y seguramente puedas encontrar a tu pareja. No quiero ser un obstáculo para ello. - Un vínculo no puede realmente unirte a alguien, eres la prueba de ello. Elijo creer en lo que siento ahora sin ningún tipo de magia. Mí corazón late por ti, mis sentimientos son reales. Si llega a aparecer mí pareja destinada, la rechazaré- Lucas era siempre muy directo, lo fue cuando se me confesó por primera vez y lo era ahora. Acariciaba mí rostro y en sus ojos no había nada más que amor por mí. -No puedes rechazar a tu pareja destinada, te lastimará- murmuré sabiendo que yo tenía que tomar esa decisión en algún momento. - Sufriré lo que deba sufrir si eso significa no tener que atarme a un destino que no elegí conscientemente. - Emitió solemnemente. Sus labios se posaron sobre los míos y aunque no sentí las chispas que siento cuando me beso con Ivar, me gustan pero no es lo mismo. Siento una punzada de remordimiento por estar teniendo sentimientos por Lucas y por traicionar el vínculo de pareja y me separo de él. -Lo siento, no puedo hacer esto. Siento que estoy traicionandolo y si te elijo, quiero dejar las cosas en claro con él. No estoy diciéndote esto para que tengas esperanzas. Quiero ser sincera contigo, no sé lo que deseo aún. -Aria, elijas lo que elijas, te apoyaré. No espero que hoy tengas una respuesta sobre nosotros. Lucas me brinda su comprensión y me ofrece quedarse a mí lado. No le he contado absolutamente nada de lo que me pasó con Lyra, ni porque estaba en el hospital ni quien es mí pareja, pero no me fuerza a hablar. Su compañía es suficiente para al menos y solo por esta noche darme una especie de normalidad y tranquilidad. Horas más tarde me despierto en la calidez de sus brazos. Nos quedamos dormidos en el sofá. La madrugada se ha instaurado y me levanto lentamente de sus brazos. Las dos botellas de alcohol no son mucho para mí ya que tengo mí loba y eso nos hace más tolerantes, pero Lucas está profundamente dormido. -Aria ¿Donde estas ?- mí hermano me enlazo mentalmente y supe que tenía que contestarle, al menos para que él y mis padres supieran que estoy bien. -Estoy bien, con un amigo. - le respondí rápidamente. -Dime dónde estás- Ivar está descontrolado y si no vuelves temo que cometa alguna locura. Mí loba ante el anuncio de que su pareja destinada no está bien, enloquece y me fuerza a irme. Toma el control y le responde a mí hermano -estoy yendo hacia la casa de la manada- Dejo sigilosamente a un Lucas dormido con la idea de escribirle luego, mí loba está ansiosa y me obliga a salir a la calle y correr. Me asombra que no desobedezca la orden de Ivar de no transformarme, pero teniendo el control de mí cuerpo corre a una gran velocidad que ningún humano podría alcanzar. Me excluye de las decisiones y sigue corriendo tomando atajos por el bosque que no sabía siquiera que existían. Su instinto y el vínculo la instan a estar con su pareja. No sé cuánto tiempo corrimos, no sentía dolor ni agitación en mí cuerpo, pero tiempo después estaba frente a la casa de la manada. Sus gruñidos retumbaban por todo el lugar erizandome la piel. Mí sentido de la audición sigue el sonido y lo encuentro en su oficina intentando ser controlado por su padre, mí hermano y el gamma. Los veo lastimados a los tres y eso me pone en alerta. La habitación ha sido arrasada y todo se encuentra destruido. Veo los rostros de los tres hombres que están allí y me encuentro una mezcla de sentimientos que van desde la tristeza hasta el alivio. Ivar está con toda su ropa hecha jirones, gotea sangre que no es la suya y sus ojos están oscurecidos. Está prácticamente transformado pero conservando sus rasgos humanos. Verlo asi, extrañamente no me asusta y mí loba, quien aún tiene el control de mí, se acerca hacia su pareja. Alguien cierra la puerta pero no me doy vuelta a ver quién es. Solo se que estamos ahora solos, los dos. -Ivar....- murmuro queriendo acercarme aún más a él. Su rugido resuena una vez más y me lástima porque no es un rugido de enfado sino de tristeza. No lo veo venir, su rapidez es demasiada y pronto me aprieta fuertemente contra su pecho. -Hueles a otro - dice con tristeza mientras aspira mí aroma, pero no me suelta y es en ese instante que comprendo que lo he herido profundamente.
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