POV Aria
Creo que mis palabras lo tomaron por sorpresa, puesto que no emitió palabra alguna y luego de llegar a la casa de la manada se excusó diciendo que tenía asuntos que resolver y que volvería en breve.
Comí en soledad y luego me bañé sintiendo la expectativa crecer segundo a segundo. Nunca idealicé mí primera vez, pero quería hacerlo un poco especial. Después de acicalarme, peinar mí cabello y ponerme crema corporal, busque entre mi ropa interior un conjunto nuevo y hallé uno de encaje blanco, pero la vergüenza de que me viese así era tanta, que tome una de sus camisetas y me la puse encima.
"Después dices que no estás enamorada de nuestra pareja" bromeo mí loba en mí fuero interno y la callé de un golpe. Estaba muy nerviosa y no precisaba que mi loba agregase más estress.
No sé cuánto tiempo pasó a decir verdad, pero con el paso de las horas supe que él no iba a volver esa noche. Llena de vergüenza y resignación, busqué un pantalón, me lo puse y me acosté bajo las gruesas mantas mientras las lágrimas fluían por mí rostro.
"Aria"...mí loba que había estado callada por un tiempo, resurgía intentando darme algo de consuelo. "yo... no sé porque estoy llorando" le respondí mientras limpiaba mí rostro con mis manos. No quería admitír que estaba triste porque me sentía rechazada por mí pareja destinada. Había decidido aceptar por completo el vínculo y fundir nuestras almas en una para que tuviésemos más tiempo de romper con la maldición y purificar su sangre y él no había vuelto. Tenía que haberle contado del libro, de lo que descubrí y lo haría solo que las cosas no fueron como las planeé en principio. Seguí pensando en todo lo ocurrido hasta que finalmente el cansancio y la tristeza me llevaron al mundo de los sueños.
- Nos volvemos a encontrar- en la oscuridad del bosque solo brillaban sus ojos rojos.
-estoy soñando de nuevo -murmuré más para mí que para los ojos rojo carmesí.
- Si, un sueño, pero eres bastante molesta Loba Blanca.
- ¿Qué.... cómo?- las preguntas se atoraban en mí boca y se acumulaban en mí cerebro haciéndome quedar como una estúpida.
- Eres muy ingenua - replicó y se denotaba cierto enfado en su voz- supongo que tendré que ir a verte, Aria de la manada "Luna Negra", hasta entonces deja de buscarme- dijo en una especie de gruñido y el sueño concluyó abruptamente.
Abrí mis ojos y los rayos del sol se colaban lentamente por la ventana anunciando un nuevo día. Su embriagador aroma a mís espaldas me señalaban que Ivar estaba allí. Mí loba tenía memoria a corto plazo se ve, porque estaba feliz de que su compañero nos tuviese entre sus brazos pero yo no.
Aún enfadada por dejarme plantada me levanté lo más rápido y sutilmente posible. No quería estar a su lado en este momento, aunque sabía que tarde o temprano, volvería. El vínculo se estaba fortaleciendo y por eso su rechazo a estar conmigo me había dolido.
Solté el aire que no sabía que estaba reteniendo cuando estuve fuera de la habitación y me dirigí hacia la cocina. Comería algo, aclararía mí mente y mis ideas y luego buscaría a Ivar para hablar con sus padres sobre su maldición.
Ensimismada, la Luna Ella, ni siquiera me oyó entrar a la cocina.
-Buenos días Luna- dije haciendo una pequeña reverencia con la cabeza
- Buenos días Aria- respondió pero no me miraba, seguía perdida en sus pensamientos.
No le presté demasiada atención mientras buscaba una taza para servirme algo de café hasta que la voz de Irina resonó en mí cabeza "ella sabe" gruñó molesta "¿estás segura?" pregunté aunque mí loba estaba furiosa conmigo por siquiera osarme a consultarle sobre eso. Me estaba costando horrores controlarla, ella quería hacerse cargo de mí voz y de mis ojos y directamente instarla a que le diga todo lo que sabe, pero yo tenía que ser más diplomática. Ella era la Luna y la madre de Ivar, no podía faltarle el respeto haciendo un escándalo porque mí loba me decía que ella sabía sobre la maldición de su hijo.
-Luna Ella, ¿sabe usted que es un trato mágico?- le consulté y vi por el rabillo de mí ojo que palidecía y la taza en su mano, temblaba.
-Yo...no tengo idea de que estás hablando- respondió tartamudeando.
"Miente" rugió Irina en mí cabeza y podía saborear un poco de mí sangre al cortarme con mis colmillos. Respiré profundamente y volví a tener el control sobre ambas.
- ¿Quiere decir que usted no sabe sobre el trato mágico que provocó la enfermedad de su hijo?- repliqué molesta y está vez la miraba de frente. Quería ver sus reacciones por completo.
- ¿Él te contó de su enfermedad? - preguntó estupefacta. Como si no pudiera creer que Ivar me lo hubiese dicho.
- Es mí pareja destinada, no tendremos secretos entre nosotros. Pero más allá de que el me dijo lo que le sucede, descubrí por mí misma que su enfermedad es producto de una maldición y esa maldición lo ha afectado porque hicieron un trato mágico. Él me dijo que no hizo ningún tipo de trato y que no conoce a bruja alguna, así que ya con todas las cartas sobre la mesa, reformulare mí pregunta ¿Qué tipo de trato mágico hicieron?
Las lágrimas cubrían su bello rostro pero no me provocaba ningún tipo de compasión. Yo precisaba respuestas y las obtendría, de un modo u otro.
- Antes de Ivar estuve embarazada otras veces. Mí primer embarazo fue a poco tiempo de haberme convertido en Luna de esta manada. Estaba tan feliz de que los Dioses nos hubieran bendecido y el Alfa quería dar inmediatamente de que la manada pronto tendría un heredero, pero yo quería esperar. Unas noches después me desperté ardiendo y de mi interior brotaba la sangre espesa. Mí bebé, murió esa noche. En retrospectiva pienso que algo en mí interior me lo decía, que ese bebé no lo lograría. Mis siguientes abortos fueron igual de horribles y me estaba volviendo loca. La tristeza, angustia y dolor nos estaba consumiendo al Alfa y a mí, tan profundamente que pensé en decirle que buscara otra loba para que pudiese tener un heredero. Soportaría el dolor de la traición del vínculo si era necesario.
Me recluí tanto en mí misma y en mí dolor que no quería ver ni estar con nadie, entonces una noche de Luna sangrienta estando yo en mí habitación, un espectro se apareció ante mí. Era una mujer, o lo que quedaba de ella y antes de que pudiese llamar por los guardias, me dijo que tenía la cura para mí problema, que podría concebir un hijo junto a mí pareja destinada. Fue tan convincente y yo estaba en tan pésimas condiciones a niveles mentales que tomaría cualquier opción y riesgo por hacer mí sueño realidad.
Entonces me tendió un frasquito muy pequeño con un líquido oscuro y me dijo que me lo bebiese, que luego de que lo tomase todos mis problemas se acabarían. Recuerdo haberle preguntado qué quería por ayudarme y no respondió. Solo me instó a beberlo y luego, así como había aparecido, desapareció. Poco tiempo después quedé embarazada de Ivar y fuimos felices.
No volví a pensar en ese espectro, que hoy se que era una bruja, hasta que Ivar consiguió su lobo
-Dime todo lo que recuerdas de la bruja- necesitaba detalles, saber cómo se veía, si dijo algo más.
-Tenia el aspecto de una anciana muy encorvada y sus cabellos eran largos, grises y sucios, pero sus ojos eran llamativos y hermosos, de color violeta. - dijo y maldije en mí fuero interno. Por alguna misteriosa razón esa bruja había elegido deliberadamente a la Luna Ella para maldecir a su hijo, pero ¿por qué?
- No tenemos mucho tiempo - le dije y mí mente empezó a pensar en todas las cosas que tendríamos por delante que hacer.
- Así que madre, tu sabías después de todo, el origen de mí enfermedad y me lo ocultaste- la voz de Ivar resonó en el ambiente y oleadas de enfado e ira me golpeaban con fuerza. Lo vi cruzando los brazos y los pelos en sus brazos crecer.¡Maldición! esto podría llegar a ser un desastre.