Podría pasar toda mi vida en este lugar con ella hablándome y contándome de su niñez, de su familia, de sus gustos… hasta de lo más absurdo si quisiera, pero la noche ha caído y con ellos nos obliga a marcharnos de aquí. La miro sentada a mi lado dentro del auto y sonrió —¿En qué piensas?— Le pregunto y me mira mordiéndose el labio inferior. —En que no quiero regresar a mi casa, ni a la realidad del trabajo mañana— Me responde con picardía y me acerco a ella. —Por más que nos encantaría vivir en nuestra propia burbuja, tenemos que saber que hay un mundo allí fuera que no podemos ignorar. Lo que, si te puedo asegurar, es que esto seguirá— Le dejo saber y acaricio su rostro con delicadeza. Aroa se desabrocha el cinturón de seguridad para acercarse más a mí, y me besa de esa forma tan únic