Camino con ella en medio de besos mientras que mis manos acarician su rostro y su espalda, y ella pasea las suyas por el ancho y largo de la mía. De camino por el pasillo, chocamos con un jarrón que tengo sobre una pequeña mesa, y nuestro momento se ve interrumpido cuando ella lo ataja en el aire justo antes de que este se caiga. Reímos de la situación mientras que vuelvo a acercarla a mi —Casi, casi— Murmura y sonrió. —Muy buenos reflejos, luz— Le digo sobre sus labios y ella me mira confundida. —¿Luz? No me llamo así— Se queja y ahora soy yo quien sonríe. —Lo sé, pero eres luz para mí por todo lo que estas trayendo a mi vida— Le explico y su rostro lleno de sorpresa lo dice todo. Se me queda viendo por un momento y de repente sus besos vuelven al ataque con más fuerza arrastrándome