Lola Me desperté con el sonido del despertador y me estiré en la cama, estaba agotaba, había pasado toda la noche armando nuestra mudanza, mañana viajamos a Texas, volveríamos a Estados Unidos, solo que ahora a casa de mi tía Elena, la hermana de mi padre. Miré el reloj y vi que eran las siete de la mañana, tenía que levantar a mis hijos para que fueran a su último día en la escuela, la semana que viene empezaban en otra, una que quedaba en un pueblo entre medio de las montañas. Suspiré y me levanté con pereza. Tenía que prepararme para ir al trabajo, ese que conseguí temporalmente, porque a pesar de no necesitar el dinero, me negaba a quedarme quieta. Ahora trabajaba en una pequeña panadería en Ámsterdam, aquí había terminado. Hoy por hoy tenía una gran rutina marcada, me levantaba,