Capítulo 6 Pequeña demonio

1560 Words
Esteban — ¿Esa es tu forma de decirme que te la chupe? —su mano se posó en mi pecho —Mira nene, no tengo problema en chupártela —bajo la mano hasta mi cintura —Siempre y cuando —siguió bajando —Lo que allá aquí —toco mi bulto —Valga la pena. Sonreí ladino y lleve mi mano a su cintura para pegarla a mi cuerpo, sus pechos se pegaron a mi torso y sonreí con su jadeo lleno de sorpresa, me miró desafiante y baje la mano hasta su trasero, para apretarlo. — Espero que estés preparada para no caminar bien mañana cariño —sus pupilas se dilataron —Planeo usar todo. Pensé que quizás con esas palabras se intimidaba un poco y se alejaba, pero en lugar de hacerlo, su mano bajó más y apretó, esta vez sus dedos rodearon mi falo, podía sentir su calor, aun cuando no lograba rodearlo por completo. Apreté mis dientes mientras que ella movía la mano de arriba abajo, solo un poco antes de chasquear la lengua. — Bien, parece que no serás una decepción, así que creo que soy tuya solo por esta noche cariño —su otra mano subió a mi cuello y se levantó en puntas —porque mañana cuando despiertas, no voy a estar. Su boca fue la mía y sus labios me tocaron despacio para luego morder el inferior, podía sentir sus dientes tirar de él con tanto cuidado que, en vez de parecerme decente, me pareció jodidamente ardiente. Un gruñido ronco abandonó mis labios y la apreté con más fuerza. Mi interior se revolucionó, no sabía si era la mujer que tenía frente a mí o la falta de actividad s****l, porque era una realidad que hacía meses no hacía nada, varios meses en que no me acostaba con ninguna mujer. Llevé mi boca a la suya y la besé con necesidad, un gemido bajo y ronco salió de sus labios mientras me aseguraba de saborearla. Mis manos pasaron por su cuerpo mientras ella se pegaba más. Su boca estaba haciendo estragos en la mía, cada parte de ella estaba incendiando mi cuerpo, mi erección ahora dolía mucho más, a un grado que resultaba fantasioso. Era increíble que esta pequeña mujer me descontrolara tanto. Gimió contra mi boca y el calor empeoro, me separe agitado — Se acabó la charla cariño vamos —tomé su mano me la llevé por el camino directo hasta el hotel donde me encontraba. —Ahora te voy a follar toda la noche. Sus ojos se abrieron cuando entramos y se agrandaron muchísimo más cuando pasamos a la habitación, subí una ceja curioso e intenté ver el desagrado en su mirada, pero en vez de eso, parecía bastante fascinada. — Imaginaba que eras uno de esos hombres que le gustaban las cosas lujosas y extravagantes —sus ojos repasaron mi cuerpo y ladeó el rostro un momento. —Aunque no te vistes como ninguno de ellos. —cruce mis brazos. — ¿Es un problema que no tenga plata? —sonrió. — No, es jodidamente bueno. Me quedé parado, paralizado, sin comprender exactamente a qué iba, porque en lugar de importarle mi completo estado de shock, ella simplemente dio varios pasos hasta terminar enfrente a mí y chocar sus labios con los míos algo desesperada. Mis manos fueron a sus caderas mientras ella subía por mi nuca hasta mi cabello donde se enrollo entre medio de mis hebras tirando de ella. La tomé clavando mis dedos en su carne y me moví para llevar su cuerpo directo hacia la pared, gimió contra mis labios con fuerza y lo apreté aún más asegurándome de presionar su cuerpo con el mío, era jodidamente adictiva, la mujer era un pecado. Podía sentir el olor de su perfume colándose por mi sistema, la mezcla de flores era sutil, pero estaba, y me gustaba. La giré colocando su pecho contra una pared y tomé sus manos para llevarla justo encima de su cabeza, su culo se fue hacia atrás buscando más contacto. Bajé mi mano desde su brazo hasta sus costillas pasándose atrás se removió de vuelta inquieta y tiró de nuevo sus caderas en mi dirección, se comenzó a mover refregando su culo contra mi dureza haciéndome gruñir. Gruñí de nuevo y la giré para dejarla frente a mis ojos, sus manos seguían por encima de su cabeza, su pecho se movía frenético de arriba abajo, mordió su labio y me pegué a ella asegurándome de tocar su centro con mi virilidad. Otro jadeo la abandonó. Llevé mi boca a su cuello y bajé por este dejando un rastro de besos húmedos, mi mano libre aprovecho para bajar hasta su muslo y subir por debajo de su vestido asegurándose de recorrer su piel en todo el proceso. Comencé a levantarlo poco a poco dejando expuestas unas minutos bragas y luego sus gloriosos pechos. Solté sus brazos extasiado por la imagen que tenía frente mí, sin embargo, ella no las bajó, solo las dejo ahí y espero hasta que terminara de sacarle el vestido. — Tienes mucha ropa encima —sus manos fueron a mi cuerpo para subir y abrir mi camisa, hasta dar con el primer botón y comenzar a desprenderla. Sus uñas pasaron por mi carne subiendo despacio hasta desprenderla por completo, pasó las manos por mis hombros y bajó por mis brazos sacando por completo, sus ojos me recorrieron el cuerpo por completo, su lengua asomó y sus ojos brillaron. Me acerqué de nuevo a su cuerpo sintiendo sus pezones erguidos contra mi piel, gemí por las sensaciones que me produjeron su contacto en mi piel, tratando de contener la corriente que me recorría en ese momento. Solté su boca y bajé por su cuello rozando con mis dientes su mandíbula y pasando por su cuello para tomar con mis manos sus muslos y subirla hasta hacerla enrollar mis caderas con sus piernas. La subí un poco más dejando sus pechos frente a mis ojos, besé su clavícula, lamí su piel y seguí bajando hasta llegar a uno de sus pechos, mis dientes mordisquean la zona y tiran provocando otra serie de sonidos de su boca. Mi lengua pasó por ellos trazando un círculo y succionando, la pegué contra la pared y subí mi otra mano a su otro seno, sus caderas se movieron frenéticas contra mi cuerpo estimulando cada parte correcta. Mordí de nuevo y chupé su seno mientras un gemido abandonaba mi boca. Se aferró a mi cuello y la despegó de la pared, mi mano rodeó su cintura mientras sacaba uno de los preservativos, la volví a pegar y beso mi cuello mientras clavaba sus uñas en mi espalda. Me iba a encargar de follarmela por toda la habitación, trate de abrir el preservativo y me detuvo antes de apartarme. — No tan rápido —junté mis cejas —Bájame. Lo hice mirándola confundido, ella por su parte me empujo hasta la cama, me fui de espalda a esta mientras ella se subía a horcajadas sobre mí, sus labios fueron a mi cuello para bajar por este con movimientos lentos, solo iba dejando una hilera de besos húmedos. — Tú querías que te la mamara —sus manos desprendieron mi pantalón. —Solo hay un problema —mire hacia abajo y sus ojos se clavaron en mí. — ¿Cuál nena? —su mano rodeo mi falo y apreté mis dientes. — Las que sigan te decepcionaran. Sus ojos brillaron mientras se relamía los labios mientras miraba mi polla en su mano, sus ojos dieron con los suyos mientras bajaba su rostro y pasaba su lengua desde la base a hasta la punta, el calor me recorrió por completo, cerré mis ojos mientras elevaba mi rostro, mis ojos se cerraron mientras su boca me atacaba experta. Su lengua se movía alrededor, rodeando toda mi longitud antes de volver al ataque, bajando hasta el fondo, haciendo que su garganta vibre contra mi anatomía, baje mi mano para sostener su cabello y empujar más a fondo. Un pequeño sonido de ahogo salió de sus labios y luego continuó como si nada. Era la mejor mamada que me habían dado en toda mi vida. Salió, se alejó un poco y pasó directo a mis pelotas donde lamió, chupó y volvió a su juego frenético, gemidos salían de su boca, el calor recorría mi cuerpo, era una enorme bola de fuego que me recorría por completo arrasando con todo. Mi vientre se contrajo, mis dientes se apretaron y estaba seguro que se saldría, pero en lugar de hacerlo, ella simplemente fue a fondo para empezar a moverse más rápido, maldije, me aferre a su cabello y la sostuve ahí mientras explotaba directo en su boca. Volvió a lamer toda la zona y salió para mirarme directo a los ojos. — El problema no era yo —habla tranquila y sonrió de lado. — Nunca lo pensé. La tome de las caderas y la deje en la cama, sus ojos brillaron, lleve mi boca de nuevo a la suya para besarla y bajar de nuevo por su cuello, mordí su pezón y seguí bajando por su vientre, pase mi lengua por su cadera y baja sus bragas, ahora estaba decidido a no dejarla salir de la cama en toda la noche.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD