El plan maquiavélico de Káiser lo pondría en marcha, inventaría ante el consejo general de las más altas dignidades del Instituto para que hicieran una investigación profunda, a cerca de la nota que había sacado Rodnog.
Nadie en sus cincuenta años de cátedra había tenido una nota tan perfecta, a no ser que de alguna manera hubiera obtenido las preguntas con antelación.
Káiser tenía sospechas que de alguna manera ese astuto alumno se había salido con las suyas y una prueba evidente que presentaría era: que al momento en que él fue al baño por unos minutos, Rodnog quedó solo en el aula y que ahí en ese momento, él abriría la maleta de Káiser para ver todas las preguntas del examen.
El consejo dio por válido sus argumentos ya que Káiser era una gran eminencia y un destacado científico. Nadie ponía en duda su credibilidad.
Al día siguiente mientras Rodnog se encontraba en clases, el inspector general lo llamaría para que le acompañara a la dirección.
Él sorprendido, acompañó al inspector dirigiéndose a la sala general de reuniones de la directiva, subirían en el ascensor para ir al piso 380, llegaron en menos de tres minutos ya que la tecnología del Instituto era una de las más avanzadas de toda Aradia.
Ambos llegaron al lugar y le hicieron sentar en la silla de los acusados. Hablando el Director General del Instituto, le hizo algunas preguntas acerca del examen que rindió el día de ayer y cuyas notas fueron excelentes.
-Alumno Rodnog, perteneciente al 1 año de la Facultad de Ciencias y Filosofía Espacial con 18 años de edad, ha sido llamado a esta reunión en privado por una causa que nos tiene inquietos a todo el consejo.
-¿De que se me acusa Director?
-Tenemos la sospecha de su examen que realizó el día de ayer, fue plagiado por su persona.
-Nadie en toda la historia de nuestro Instituto había sacado la nota de 100/100, menos aun si fue un examen cuyo mentor ha sido nuestro eminente Master Káiser.
-Díganos la verdad, ¿robó usted las preguntas de alguna manera que nosotros ignoramos?
-Los argumentos del cual ustedes me acusan son falsos, yo tengo la conciencia limpia de haber estudiado con mucha dedicación y seriedad aquel dicho examen.
-Para muestra de ello, en este momento pueden hacerme diez preguntas y verán que las contestaré.
En efecto Rodnog fue probado y contestó todo a la perfección, dejando con la boca cerrada a todos los presentes del consejo.
El plan de había fracasado y Káiser pronto planearía algo nuevo para seguirle haciendo la vida imposible.
Una vez absuelto de estas falsas acusaciones, Rodnog fue llamado por Victorique para probar la máquina de la tele-transportación.
-Rin, rin, rin.
-Rin, rin, rin.
-Rodnog, ven a mi casa soy Victorique.
-Hola amiga, en unas dos horas voy para tu casa, primero voy a almorzar en el salón de comida del Instituto.
Después de tener esa corta conversación vía holográfica, Rodnog se fue a comer y ahí estaba la chica para atenderlo con toda su gentileza.
En esta ocasión, ella le invitaría a salir al cine para ver unas películas de romance en 5D.
Él no aceptó la invitación debido a que tenía que ir pronto a la casa de Victorique para probar el experimento.
Muy cerca de ahí estaba el malévolo profesor Káiser, escuchando toda la conversación entre la chica del patio de comidas y Rodnog. Una vez más sus celos se encendieron en ira.
-¡Señorita!, acá se viene a trabajar y no a perturbar la vida de los estudiantes.
-Le ordeno que se aleje de ese plagiador de exámenes y me atienda como me merezco.
-Si señor Káiser, enseguida lo atenderé.
Viendo esto Rodnog se fue del salón para ir enseguida a la casa de Victorique, al momento de llegar, ella lo esperaba para dirigirse al sótano y probar la tele-transportación.
Apagando todas las luces y destapando la máquina, Victorique puso los cristales de cuarzo en una de sus aberturas, luego la prendió y haciendo uso del teclado, hizo una combinación de códigos y un pequeño portal se estaba abriendo.
Era pequeño y poco a poco se tornó de un gran tamaño, Victorique programó el tiempo para regresar en 6 horas a las coordenadas donde específicamente estaban señaladas.
-¿Estás listo querido amigo?
-Estoy listo, pero, ¿A dónde nos vamos?
-Puse unas coordenadas en un sistema estelar llamado “Arcoluz”, es el único lugar que está más allá de nuestro sistema estelar donde podremos respirar tranquilamente.
-Los elementos de allá son compatibles con los nuestros, el único problema es que no sé qué tipo de criaturas vivientes existirán.
-Por eso programé la máquina para permanecer solamente por seis horas y enseguida estaremos de regreso.
Los dos con cierto nerviosismo entraron por el portal y en un arco de luz, era como viajar a través de miles de arcos luminosos, bellísimos, parecían resplandecer más en el momento en el que lo atravesaban y en cuestión de segundos se encontraban en otro mundo.
Las flores eran inmensamente grandes y brillaban, los olores no se percibían, parecía que se podían sentir con los poros de la piel. No había sol pero la luz caía como en forma de oleadas. Habían animales extraños, muy dóciles y cariñosos, no tenían aspecto de ser agresivos, solo se toparon con algunos, aunque muchos de ellos eran pequeños.
Una especie de pelusa o erizo de mar que llego flotando hasta los pies de Victorique. Luego se abrió dejando ver una especie de animalito con una trompita como de elefante que al momento de tocarla cambiaba de color, cuando quería irse solo se cerraba como una concha y empezaba a flotar, parecía que vivían en la copa de los árboles, pues había muchas de estas "pelusas" caminando en los árboles, lo que le daba a estos una apariencia navideña.
Cuando despegaban o emprendían el "vuelo", muchas hojas en los árboles se acomodaban como queriendo que aterrizasen sobre ellas.
Después de ver semejante maravilla nunca vista en Aradia, recorrieron unos cuantos metros y llegaron hasta donde se hallaban una mujeres con el mismo aspecto que Victorique vio cuando tuvo su segundo sueño.
Todas ellas eran de tamaño mediano, rubias y pocas con cabello n***o o rojizo, demasiado hermosas y tenían un brillo sutil en sus rostros.
Victorique sabía que eran las Elfas y acercándose a una de ellas le preguntó:
-¿Ustedes son las legendarias Elfas míticas?
- Man nalye? (¿Quién eres?)
-Soy una chica que proviene de otro mundo.
- Maara tulda Marinyanna (Bienvenida a nuestra tierra)
-Victorique, ¿No sabía que entendías el idioma élfico? (Rodnog)
-Solo conoces un poco de mi Rodnog, con el tiempo te sorprenderé con muchas cosas más.
-Jóvenes mortales sé también hablar su idioma y otros muchos más. ¿Qué os trae por aquí a nuestras tierras?
-Venimos de un planeta lejano llamado Aradia que queda en la Constelación Luciel, con una máquina llamada tele-transportación. (Victorique)
-¿Verdad que este lugar pertenece al sistema estelar de Arcoluz?
-Si joven mortal, nosotras conocemos tu mundo, hace mucho tiempo atrás varias de nuestras hermanas vivían en Aradia.
-Nuestra Reina Elentari hizo un pacto de amistad con Luciel el Señor de los dioses, para que vivan ellas allá y compartan su sabiduría en algunas ciudades.
-Todo marchaba en paz y armonía hasta que el hermano de Luciel llamado Nazgul, entró en rebelión junto con Mordor y ocasionaron una Gran guerra de consecuencias catastróficas.
-Al final la Luz triunfó sobre la oscuridad y nuestras queridas hermanas regresaron a nuestro hogar, debido a la gran amenaza que resultaron estos poderes de las tinieblas porque querían profanarlas.
-Yo soy una de ellas y mi nombre es “Indir”, la poderosa guerra y gran sabia de todos los mundos de Arcoluz.
-Meldo, tula, yula yulma, Tula ar mata apsalinen (Vengan amigos para que beban algo y coman abundantes manjares.
Ellos pasaron toda la tarde conversando de muchas historias antiguas tanto de los mundos de Arcoluz como de la antigua Aradia.
Restaba solo una hora para que regresaran sin antes conocer un poco más de aquel maravilloso mundo.
Los colores desprendían de todas las cosas y las Elfas desprendían luz, parecía que la luz que emanaban las flores las plantas y sobre todo una planta de color violeta irradiaba un indescriptible tono, como si los colores estuvieran vivos y las plantas pudieran hablar. Fue verdaderamente inenarrable lo que sus ojos observaban.
La alegría, paz, amor mucho amor y creo que es más que eso se desprendían por doquier. Sensación de bienestar como de saciedad, como si no hiciera falta nada y realmente no hacía falta nada en ese lugar, todas las Elfas eran tremendamente amables, cuando alguien les veía sus risas emanaban sencillez y certeza de que la gente sentía amor por los otros.
Parecía que cuando alguien amaba a otra persona se formaba una cadena o vínculo que multiplicaba esta sensación, todos parecía vibrar, todo era armonía, como si nada estuviese fuera de su contexto.
Llegaría el momento de despedirse y la amable Elfa con un hasta pronto se fue alejando de ellos, sin antes decirle a Rodnog unas palabras:
-“¡Salve! al hijo del gran Rey de los dioses, GONDOR”
- Tenna rato (Hasta pronto)
Confundido Rodnog quiso saber por qué la Elfa le llamo así, pero Victorique le dijo que no había tiempo para quedarse, que debían regresar los más pronto posible antes que el portal se cerrara.
Ambos regresaron y se encontraban de nuevo en el sótano, se quedaron viendo las caras sin decir ni una sola palabra, hasta que Victorique con unas palabras de asombro y a la vez de admiración le dijo a Rodnog:
-¡Tú eres hijo de un dios!, eres conocido por aquella hermosa Elfa y por esa mujer que irradiaba mucha luz que en esos sueños me decía que te protegiera a toda costa.
-¡Eres famoso en los Reinos superiores!, me dejas asombrada y a la vez maravillada.
-Por eso no es de extrañar que la Doctora Bella que es tan deseada por muchos te haya querido seducir hasta hacerte suyo.
Fue a partir de aquel día que Victorique sentiría una atracción sentimental hacia Rodnog pero su orgullo la impediría declararle sus sentimientos. Ella se estaba enamorando profundamente.
Desde el mundo de Arcoluz, Indir se dirigiría al palacio celestial de la Reina de las Elfas, Elentari, para comentarle a cerca de los visitantes que provenían del mundo de Aradia.
Indir sabía con certeza que uno de aquellos visitantes era la reencarnación de Gondor, ella se daría cuenta por su mirada, sus ojos, su rostro que era el mismo y principalmente por la alta intuición que poseía la amable Elfa.
“DUMER”, así se llamaba el colosal palacio hecho de cristales adornados de zafiro, gemas rojas y violetas, diamantes, topacio, crisólito, esmeraldas y otras piedras preciosas.
En sus magníficas puertas, cuatro enormes e imponentes Elfas con trajes de guerreras custodiaban la entrada. Indir se iría directamente al trono donde se hallaba sentada la sublime Reina rodeada de las siete sabias Elfas.
Describir la perfección de este ser, era para contemplarla eternamente. Su belleza sobrepasaba a la de todas las Elfas e incluso a las mortales de Aradia de todos los tiempos, a excepción de “Bryinhildr” la bella mortal que con su encanto, fuerza y hermosura enamoró a Luciel.
Ella era alta de estatura, hermosa de semblante con unos ojos color amarillos, estaba vestida de rojo y sus cabellos eran plateados largos y brillantes; no había ningún signo de vejez en ella, su mirada era muy penetrante y profunda.
Habló Indir a su Reina:
- ¡AIYA! Elentari (Salve Reina Elentari)
- Manen nalye? Indir (¿Cómo estáis Indir?)
-¡Lo he visto mi Reina!, ¡lo he visto!
-¿A quien has visto mi noble guerrera?
-A Gondor el hijo de Luciel, ha venido acompañado de una mortal, viajaron hasta aquí en una máquina poco primitiva de su mundo.
-Lo que tú me dices es un asunto de mucha importancia, si Gondor ha regresado a Aradia en calidad de mortal es porque posiblemente el mal está a punto de resurgir.
-Tendré que ir a Reino celestial de Luciel para hablar del asunto, mi querida Indir acompáñame para ir juntas con varias de mis escoltas.