Elentari e Indir fueron en una de las naves estelares, estaban escoltadas por siete naves de combate.
Viajaron a la velocidad de la luz hasta que llegaron al mundo celestial del Gran dios Luciel.
Aquel lugar era lo más divino que jamás se había visto. Había colinas suaves, capaz de sutiles, flores de colores, y una hierba uniforme y verde como el césped laminado de las casas distinguidas anglosajonas. Un sendero cruzaba esta parte. También hay lagunas tranquilas, riachuelos y árboles frondosos que en la Aradia habrían proporcionado sombra, pero no había ninguna sombra aquí, porque una suave luz emanaba de todo crecimiento.
Ellas se dirigían hasta el borde de una laguna, y empezaron a descender hasta reposar sobre la hierba. La laguna estaba en la base de una alta y adosada cascada. Flores perfumadas y colgantes vegetaciones crecían en las cornisas de la caída. Una fina neblina se cernía sobre la laguna, causada por el impacto de la caída del agua.
Este era uno de los jardines que se encontraba a las afueras del palacio celestial, había algo tranquilizador en el sonido de la cascada, algo suave, pero también había alguien entonando una melodía encantadora”. El sonido vibró tocando cada parte de sus corazones. A continuación, una alta voz comenzó a cantar:
-“Viva el gran Rey de los dioses”, su bondad es infinita y su amor no tienes fin.
-“Viva el gran Rey de los dioses”, su hijo es el deleite de las mortales e inmortales.
-“Viva el gran Rey de los dioses”, su magnificencia sobrepasa a todos los dioses.
-“Viva en gran Rey de los dioses”, el poderoso guerrero que aniquiló a los señores de la oscuridad.
Inmediatamente delante de ellas en el camino, apareció una Luz Ardiente. Muchas criaturas luminosas lo rodeaban con su esplendor, entrando y levantándose como águilas produciendo corrientes de calor. Volaban con esa Luz, como si estuvieran escoltándolo. Tan brillante era la Gran Luz, que se redujo el contorno del resplandor de aquellas criaturas luminosas.
En ese momento él se estaba acercando, un arco iris le rodeaba, estaba vestido con un brillante manto multicolor. La luz que irradiaba de Él parecía como la luz de miles de soles. De pronto se redujo al tamaño de un hombre y les habló:
-E taku Elentari aroha, he wa roa tenei kua tae mai koe ki aku Rangatiratanga. (Mi querida Elentari, hace mucho tiempo que no has venido a mis Reinos)
-I nga wa katoa he ataahua rawa, he ataahua ano hoki, ka kore e mutu te hopu i ahau (Siempre tan bella y resplandeciente que jamás dejarás de cautivarme)
-E toku Ariki, e toku Kingi, he pai koe, he tapu hoki, mai i te ra tuatahi i kite ai ahau i a koe (Mi Señor y Rey, tu tan amable y divino desde la primera vez que te vi)
-He venido por un grave asunto que es de tu interés.
-¿Qué te inquieta mi querida Elentari?
-Tu hijo Gondor ha regresado a los planos terrenales como mortal, esto no ha ocurrido por el lapso de casi 3.000 años, desde que fue encarcelado tu hermano Nazgul y su emisario Mordor.
-Gondor hace no mucho tiempo residía en estos planos celestiales y ahora está en el mundo de Aradia.
-Eso me da a pensar que el mal está a punto de resurgir y con mayor fuerza que antes.
-Mi bella Elentari, mi hijo Gondor tarde o temprano tenía que encarnar como mortal como castigo de las Diosas del Abgal, por aquel romance que tuvo con Lúthien del cual ella interfirió en la Gran guerra antigua.
-Algo que era prohibido de intervenir para seres de semejante Luz y altísimas vibraciones.
-Es por esa razón que mi hijo está en Aradia como un humano, su semi-divinidad la lleva en su interior pero en calidad de mortal.
-Así que no hay que alarmarse con el regreso de los Señores oscuros, ellos están bien custodiados por cuatro inmensos dragones celestiales que aguardan en las puertas selladas con un hechizo arcano.
-Es imposible que escapen.
-Si eso es todo lo que tienes que decirme mi adorado Rey, vuelvo a mis tierras para seguir reinando con la bondad y sabiduría con el cual me caracterizo.
-Haere ma te rangimarie, e taku Elentari aroha. (Ve en paz me querida Elentari)
La Reina Elfa regresó a sus tierras tras una breve conversación con Luciel, se sentía tranquila por las respuestas sabias que le había dado.
Luciel no le diría toda la verdad ya que sabía que el General Phantom se encontraba libre vagando por los lugares más oscuros de la Galaxia.
Él fue el único de los Señores oscuros que no se dejó encerrar debido a su poderosa magia negra del cual se refugió en un lugar recóndito.
-Mi hijo Gondor, ¿Tendrás nuevamente que enfrentar a mi hermano?
-¿Por esa razón fue que las Diosas del Abgal te hicieron encarnar en este tiempo?
-Voy a dirigirme a donde mi sabio y profeta amigo Ariel, para que me muestre el porvenir en la dimensión donde pasado, presente y futuro son uno solo.
Luciel tomó su nave celestial y fue a donde su querido amigo que se encontraba en la constelación de “Lémur”, en un pequeño satélite del cual Ariel residía.
Este lugar era completamente hecho de marfil puro y metal, suaves ventiscas se hacían presentes por todos lados, el sonido de muchas extrañas aves se posaban en los colosales edificios donde moraba la r**a de los “Vendor”, un pequeño grupo de humanoides pero de gran tamaño.
Ellos medían 20 metros, tenían tres ojos y un cuerno en medio de su frente, su piel era roja y sus vestimentas color cafés, todo eran hombres debido a que sus mujeres perecieron hace mucho tiempo cuando Mordor invadió sus tierras arrasando con todo y secuestrándolas para luego acabar con todas ellas.
Le edad de estos gigantes era de 50.000 años y con posibilidad de alargar sus vidas, con un decodificador de ADN que les hacía rejuvenecer sus células para prolongar sus vidas terrenales.
En uno de aquellos edificios vivía Ariel, el gran anciano y sabio de todas las edades entre su r**a. Su tamaño era mayor que la de todos los Vendor, sus cabellos eran blancos como la lana, su mirada reflejaba gran sabiduría, vestía con ropajes color gris y blanco, un báculo tenía en su mano derecha y un libro de gran tamaño en la otra.
- Vaḍē lūsī'ēla, maiṁ tuhāḍī uḍīka kara rihā sī (Gran Luciel, te estaba esperando)
-Ērī'ala, maiṁ kalapanā karadā hāṁ ki tusīṁ mērē ā'uṇa bārē pahilāṁ hī jāṇadē hō (Ariel, me imagino que ya sabes de mi venida)
-Claro que si mi Rey, quieres ver si la gran oscuridad de tu hermano va a hacer liberada nuevamente.
-Tengo mis dudas Ariel, mi hijo Gondor hace dieciocho años atrás nació en Aradia como un joven mortal, esto me da mucho que pensar.
-Luciel, no solo fue el castigo de las Diosas la que le trajeron de vuelta al mundo, sino porque en verdad el mal será liberado una vez más.
-Ven que quiero hacerte viajar a través de la dimensión del pasado, presente y futuro para que veas algo de lo que está a punto de suceder.
Era un ambiente tétrico en un valle color escarlata donde se proyectaban largas sombras sobre el valle. Estas sombras viajaban hasta un edificio y al llegar dos dragones enormes de mármol n***o se situaban en la parte superior. Estos dragones estaban frente a frente con las alas levantadas.
Todo estaba en una oscuridad mortal, como si estuviera hecha de antimateria. El exterior de mármol marrón estaba húmedo y agobiante que hacía difícil respirar.
Cientos de miles de soldados estaban de pie espalda con espalda en los cuatro lados del edificio. Llevaban un estilo antiguo de armadura con diseños extravagantes. Estos guerreros estaban cercando alrededor del edificio.
Nadie se movía y Luciel junto con Ariel pasaban a través de las tropas sin ser vistos por nadie. Los rostros dentro de los cascos eran sombras y sus ojos eran color rojos.
Después de pasar la mayor parte de las filas de los soldados, Las puertas dobles grandes, estaban sin cerrojo. Ellas se abrieron lentamente. Cada puerta era de gran peso. En ellas tenían imágenes de la magnificencia antigua de Lord Nazgul antes de su rebelión.
Las puertas se abrieron hacia fuera para dar entrada a una gran sala sin ventanas. El olor del lugar era a putrefacción y parecía iluminado como por fuegos lejanos.
En la parte superior de la sala había un manuscrito en un idioma desconocido que decía:
“UMUMY FANTOM” (GENERAL PHANTOM)
Al instante un montículo se elevó hasta un trono de cráneos en el que se sentaban uno con piernas, un hombre muy alto con vestiduras negras y una capa color gris, su mirada era de terror.
A este ser maligno se lo veía entronizado, tenía en su mano izquierda la imagen del mundo de Aradia. En la otra mano estaba la silueta de dos llaves. Están eran las llaves para abrir el pozo del abismo donde se encontraban encerrados sus dos amos.
Él se satisfacía en un esplendor siniestro, sabía que pronto serían liberados para vengar una guerra perdida en el pasado.
Un escalofrío se sentía en todo el ambiente. La vacilante luz de las velas negras causaban que el rostro de Phantom se moviera, Sus ojos llenos de odio parecían mirar a Luciel y Ariel.
-Has observado Gran Dios, ¿lo que está a punto de suceder?
-Si Ariel, Nazgul y Mordor serán liberados. Mi pregunta es: ¿Cómo logrará liberarlos Phantom?
-No te puedo mostrar todo Luciel, esto es por obra del Destino o el Hado, nadie puede interferir con los propósitos del “Único”.
-Ni tú siendo el Rey de los dioses ni las Diosas del Abgal podrán evitar lo que te he mostrado.
-Lo único que te puedo decir, es que si al mal se le va a permitir resurgir nuevamente, es por un propósito que será bueno para todos, quizá veremos con nuestros propios ojos, “UN NUEVO AMANECER” para Aradia y la creación entera por el resto de las eternidades.
-Lo entiendo Ariel, eso es todo lo que quería averiguar.
-Moyi vitannya ta vdyachnistʹ Arielʹ. (Mis saludos y gratitud Ariel)
- Vitay velykyy tsaryu (¡Salve! Gran Rey)
De regreso a su reino, Luciel se sentía un poco perturbado, no podía creer que su pesadilla más grande iba a reaparecer después de casi 3.000 años de paz y armonía en todos los mundos de la Galaxia de Andrómeda.
De vuelta a Aradia, Gondor decidiría regresar a su antigua universidad para evitar tener más líos o problemas con Káiser.
Él al enterarse de la noticia, se alegró mucho ya que no estaría más en su vida aquel a quien le estaba arrebatando a su deseada chica del salón de comidas.
Sin embargo ella al enterarse de la partida de Rodnog, no se daría por vencido y continuaría siguiendo los rastros del que había sido su primer amor.
Aquella chica contaba con tan solo 18 años, su nombre era Natasha. Ella se iría a inscribir en la misma universidad dando una gran sorpresa a Rodnog.
Era vísperas del aniversario de la universidad y todos se preparaban para una gran fiesta de gala, todos realizaban sus preparativos y tanto alumnos como profesores dialogaban en sus respectivas aulas.
La Doctora Bella planificaba con sus alumnos una presentación que iban a hacer en aquel maravilloso acontecimiento, mientras ella seguía hablando, un chico vestido completamente de n***o y con sus cabellos largos, golpearía la puerta.
-Toc, toc, toc.
-Adelante, dijo la Bella.
-Soy Rodnog, ¿puedo pasar Doctora?
-¡Por el Único!, ¡Eres tu mi Rodnog!
-Si Doctora he vuelto para no irme nunca más.
-Pasa mi apreciado alumno, no tienes idea como se te ha extrañado.
Victorique también se alegró mucho y le abrazó dándole besos en las mejillas, la frente y casi en sus labios.
Ni bien estaba siendo recibido por sus admiradoras, Natasha entraría de sorpresa al aula presentándose como una alumna nueva.
Al igual que Rodnog todo ella estaba vestida de n***o entero, una chompa de cuero con sus botas metálicas, sus cabellos suelto negros y su rostro maquillado adecuadamente, paralizó a todos los chicos del curso, es que realmente a ella le lucía perfectamente bien el color n***o.