Agosto 18

1245 Words
No sé en qué momento me dormí anoche, al despertar, encontré sobre la mesa de mi cuarto el desayuno servido junto a una nota. "Recuerda que debes ir a la estación, un beso. Damián" ¿Se quedó toda la noche? ¿Y Salomé? No entendía nada... Me duché rápido y desayuné, salí con prontitud a la estación para hacer la respectiva denuncia. Tenía tantos pensamientos rondando mi cabeza, que no me percaté de la presencia de Salomé en su jardín. —Alicia, buen día, supe lo de los ladrones ¿te encuentras bien?— —Si, lo estoy, voy de salida para la estación a poner el denuncio—. —Oh, disculpa, no te quitaré más tiempo, que te vaya bien—. —Gracias— Seguí mi camino y tomé un taxi para llegar rápido; había mucha gente esperando atención, tal parece que hay un grupo de delincuentes azotando la ciudad. Tomé un turno y me senté a esperar mi llamado. Junto a mi se sentó un hombre un poco mayor que yo, muy bien vestido, casi calvo pero a pesar de eso simpático, llamó mi atención que varias personas lo miraban y susurraban, la verdad me incomodó un poco la situación. Ya había pasado una hora y nada, no me llamaban y eso me desesperaba, la pantalla se quedó en el turno 75; mi paciencia se acabó cuando me percaté que estaban atendiendo personas que llegaron después de mi, ¿cómo era posible si es un sistema de turnos? Me acerqué a la recepción a preguntar y la respuesta fue más estúpida aún... —Señora, su turno ya pasó, tome otro, quien la manda no estar pendiente— —¿Qué? Yo he estado pendiente de esa estúpida pantalla ¡y mi turno no ha pasado!— dije totalmente ofuscada... —Señora, su turno era el #69 y vamos en el 75, salió en pantalla, también le llamamos y no contestó— —Aqui dice 96 no 69— —No señora, es 69, usted lo tomó al revés— Al revés... Debereían ponerle una raya abajo al dichoso número para saber cual es el derecho... —¿Cuál es el problema?— preguntó el hombre sentado junto a mi, le expuse la situación y me dió su turno para pasar, dijo no tener afán, ya que estaba esperando a alguien y esa persona aún se demoraba en llegar. —Me da pena con usted— dije —No hay problema, yo aún no puedo pasar porque es un denuncio conjunto y el otro demandante no aparece— —Entiendo, muchas gracias por su ayuda— le respondí, quise preguntarle sobre su situación, pero creí que sería impertinente de mi parte así que mejor no dije nada. Finalmente me llamaron y tuve que contestar muchas preguntas, identificar a los ladrones y firmar un par de actas. Cuando salí en hombre aún estaba allí, quise agradecerle su gesto de alguna manera. —Disculpe, ¿su amigo aún se demora? Me gustaría invitarle a tomar algo como agradecimiento— —Parece que si y por supuesto que acepto su ofrecimiento— Salimos a una cafetería que queda junto y pedimos un par de cafés, conversamos por casi media hora, me contó parte de su vida, su nombre es Armando, es viudo y esperaba a su hijo, quien tuvo un altercado con un tipo en un bar, se fueron a los golpes... La idea era ponerle una denuncia por lesiones personales, pero no llegaba, se estaba poniendo impaciente así que decidió llamarlo y tal parece que ya no lo demandaría. —Bueno, tal parece que perdí mi tiempo, mi hijo ya no vendrá, así que si gusta, podemos conversar otro rato, claro, si no tiene usted nada que hacer— Es un hombre de muy buenos modales, se expresa muy bien, a simple vista, se puede apreciar que es muy culto y ciertamente disfruto su compañía. —Pues no, no tengo mucho afán, tengo pereza de abrir mi local hoy— —Me gustaría conocer su negocio Alicia, pero ¿qué le parece si le devuelvo la atención y la invito a almorzar?, conozco un restaurante italiano excelente— —Me encantaría— No sé por qué, pero Armando me genera mucha confianza así que por eso acepté su oferta, ¿qué podría salir mal? Nunca había ido a un sitio tan elegante, se veía costoso, pero yo me dejé atender... La comida exquisita, la compañía excelente, no me puedo quejar, hablamos de todo un poco, de la vida, del amor, de la muerte... Su visión del mundo y de la gente es tan interesante; me preguntó si era casada, si tenía hijos, le conté la verdad, excepto en detalle del plantón que le hice a Damián y la parte de la virginidad... Cuando nos dimos cuenta, eran casi las 5 de la tarde, así que me llevó a la casa en su auto, cuando llegamos, Salomé estaba en el jardín y aunque trató de disimular se le notó que no quería perderse el más mínimo detalle. Chismosa... —Tienes muy buen gusto Alicia, la decoración es delicada, perfecta para lo que quieres ofrecer— Se sentó en el sofá y le ofrecí una taza de café y un poste... —¡Por Dios! Qué delicia de café— dijo algo exaltado —Receta de mamá— le respondí Observó mis trabajos manuales y se sintió atraído por uno en especial, un jarrón que pinté a mano. —Es usted muy talentosa Alicia, quisiera comprar este objeto, quedaría muy bien en mi sala principal— —Con gusto, ya lo envuelvo— Me dispuse a empacar lo con cuidado en una caja muy bien protegido; me senté adu lado y mi curiosidad me ganó, preguntando cosas algo personales. —¿No ha tenido a nadie más luego de enviudar?— la expresión de su rostro cambió y me sentí mal, de inmediato me disculpé... —No se preocupe, muchas personas me preguntan lo mismo, la verdad no, nunca he encontrado a una mujer que llame mi atención como para querer entablar de nuevo una relación, siendo sincero, me siento viejo para ello— —¡Buenas!— interrumpió una voz fuerte, era Damián... —Buenas, ¿Qué se le ofrece?— pregunté de manera seca y cortante. —Alicia, perdón si interrumpo, pero Salomé me envía para saber si quieres cenar con nosotros— ¿Otra vez? Es obvio que no quiero —La verdad no tengo tiempo, pero gracias por la invitación, en otra ocasión será— Se quedó parado en la entrada, ni se iba ni nada, me dió mal genio, sentí que me espiaba... —¿Algo más Damián?— —Eh... Nop, feliz noche Alicia— miró de arriba a abajo Armando y salió. Armando tomó la caja y me agradeció por el café y el postre, lo acompañé a su auto, besó mi mano y se marchó. Regresé a casa y me metí a la ducha, mi teléfono empezó a sonar pero no le presté atención y seguí en lo mío. Al salir revisé y tenía varios mensajes de Damián... 7:15 pm —¿Quién es ese tipo Alicia?— 7:22 pm —Contéstame— 7:30 pm —¿Me vas a ignorar?— 7:45 pm —Perfecto, felíz noche. No le respondí nada y me fui a dormir, qué actitud tan infantil... ¿Era un reclamo? ¿Estaba celoso?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD