AGOSTO 17

979 Words
Hoy amanecí con una idea, bueno, de hecho surgió ayer cuando Damián estaba aquí; ya que el local es tan grande y da al jardín, quiero convertirlo en cafetería, pero no tan común, seguir vendiendo mis cosas y poner afuera sillas y mesas, ofrecer bebidas y postes, creo que es una buena idea, por lo menos mientras decido si me voy o me quedo. Salí al centro de la ciudad a ver opciones, buscaba algo que se viera delicado y bonito. Quería ofrecer un sitio donde las mujeres pudieran ir tranquilas a beber un té con sus amigas, o a disfrutar de un buen libro junto a una taza de café. Después de cotizar en varios lugares, encontré algo para mi gusto hermoso; inicialmente pregunté por muebles en madera, pero me aconsejaron que no, pues se deteriorarían fácilmente al estar expuestos al clima. 4 juegos de mesas con sus respectivas sillas y parasoles, forjadas en hierro, de color n***o y con tapizado en tono lila, perfectos para mí; los pagué y Contraté un carro para que me hiciera el acarreo hasta la casa. Cuando llegué, Damián estaba regando su jardín, se ofreció a ayudar a bajar y acomodar los enseres que traje. —Qué buen gusto tienes Alicia— —Gracias—. —¿Qué piensas hacer con esto?— —Poner una especie de cafetín en el patio frontal—. —Me parece una gran idea, por aquí no hay nada parecido cerca, además así tendré excusa para venir a verte—. Sentí como mi rostro enrojecía con sus palabras, él lo notó y me sonrió levemente, acomodo Los parasoles en las mesas y se sentó. —Señora Alicia Ríos, yo seré su primer cliente, un café por favor—. —Con gusto—. Le llevé el café y me senté a su lado. —Sabes... Siempre me gustó tu café— —Mamá lo hacía así—. —Alicia, ¿Puedo ser indiscreto?— —¿A qué te refieres? —¿Alguna vez te casaste? ¿Tuviste hijos?— ¿Y ahora qué le iba a decir? No quiero que sepa que a mi edad jamás he estado con un hombre, pero por otro lado, siento necesario decirle la verdad, así que tomo impulso para contarle. —Pues verás, yo nunca... —¡Alicia!— fui interrumpida por Salomé, se aproximaba hacia nosotros en muletas. —Que muebles tan leídos los tuyos— dijo Inmediatamente los expresión del rostro de Damián cambió, se puso de pie y muy ofuscado se dirigió a ella. —¿Qué crees que haces? Sabes que no puedes salir, ¡nos vamos ya!— Y sin decir una palabra mas, se alejó hacia su casa con Salomé, ni siquiera terminó su café. Me quedé allí sentada un momento evaluando si debía decirle la verdad o no. Me dirigí luego a preparar algunos postres por sí llegaba alguien a pedir; también, imprimí un par de hojas con el menú y los precios, siento que le da más elegancia al negocio. No pasó mucho tiempo para que los vecinos se acercarán a preguntar por lo que estaba ofreciendo, durante toda la tarde varias personas vinieron y las atendí lo mejor que pude. La idea es que regresen ocasionalmente; desde que abrí nunca había tenido Tanto movimiento como hoy y creo que fue una gran idea ampliar y esto me hace muy felíz. Sobre las 7:00 pm cerré, el balance de venta fue muy positivo y por fin me estaba dando cuenta, que si es posible hacerlo sola. Me di una ducha larga y cuando salí la ventana de mi cuarto estaba abierta, me acerqué a cerrarla y vi a Damián haciendo ejercicio en su casa, ¡Que hombre! No me canso de admirarlo; notó que lo observaba, así que se puso de pie, se quitó la camisa y los pantalones y quedó en ropa interior, metió su mano entre sus calzoncillos y con la otra... ¡Cerró la ventana y corrió la cortina! Yo quería ver mas... Creo que está jugando conmigo y no le seguiré la corriente, solo pretende burlarse de mi. Me iba a ir a dormir cuando escuché un ruido en la casa, me dió mucho miedo y me encerré en mi habitación bajo llave. En ese instante recibí un mensaje de texto de Damián. "¿Quieres ver más?" decía, yo le respondí: "Por favor, llama a la policía, alguien se metió a la casa" No me respondió mas, estaba muy asustada, se escuchaban pasos en la planta baja, me asomé por la ventana para ver si algún vecino estaba por ahí, pero nada; de repente, Damián apareció en mi ventana, lo dejé entrar... —Ya llamé a la policía, ¿Estás bien?—. —Tengo miedo—. —No te preocupes, no permitiré que nada malo te pase—. Dijo mientras me tomaba entre sus cálidos brazos, me sentía amada, segura. —¿Qué querrán? Yo no tengo nada de valor que me puedan robar. —Son ladrones de poca monta, se llevan cualquier cosa, aquí lo importante es que no te hagan nada, lo material se recupera—. La esperas fue eterna, la policía nada que llegaba y podíamos escuchar como subían las escaleras. Escuché el movimiento de la perilla de mi puerta, estaban intentando entrar, Damián se hizo junto a la entrada con un florero en la mano por si acaso. En ese instante se vió el reflejo de las sirenas y se escuchó como los agentes entraron a la casa y lograron capturarlos. Por fortuna nadie salió lastimado. Me tomaron algunos datos y mañana debo presentarme en la estación para interponer la respectiva denuncia. No quería quedarme sola y le pedí a Damián que me acompañara un poco, pensé que diría que no, pero accedió.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD