AGOSTO 14

904 Words
No ha salido el sol, pero ya estoy despierta, poco dormí anoche, las palabras de Damián retumban en mi cabeza. Creo que fue un error comprar esta casa, tal vez deba venderla y así no tener mas la tentación de estar con él. Odio en lo que me estoy convirtiendo, una mujer lujuriosa, pecadora, que quiere cumplir sus deseos por encima del bienestar ajeno. Pienso que tal vez, el día que logre mi cometido, ya nada sea igual, que me desencante de él y que tal vez habré destruido su matrimonio. ¿Y si solo queremos cerrar esta historia pospuesta por tantos años? Siempre he estado con ese vacío en mi vida, con algo de culpa por plantarlo en el altar sin explicación alguna, con ese sentimiento de duda de lo que pudo ser y no fue; de pronto y el pase por lo mismo, ya una vez me dejó claro que no desea nada formal, obviamente no cambiaría a su bella esposa por la mujer que años atrás tanto le hizo sufrir. Quiero evitar problemas. Así que empezaré a buscar otro sitio para vivir... Le recomendé a algunos vecinos por si alguien estaba interesado en comprar o alquilar. Recibí un mensaje en mi teléfono... No conozco el número, pero dice "quiero verte esta noche". Tal vez alguien se equivocó de número, así que no pongo atención y salgo al mercado. Compré algunas cosas que me faltaban y regreso a prisa, muy cerca de la casa me lo encontré, ¡qué hombre! Luce siempre espectacular a pesar de su edad. —Buen día Alicia, ¿recibiste mi mensaje? — —¿Cuál mensaje?— pregunto haciéndome la que no sabe nada. —Te envié uno a tu teléfono, quiero verte esta noche— —Ah, no lo había visto, disculpa, pero no lo creo conveniente, no me parece que hagamos esto, tu deber es cuidar a Salomé—. —Creo que no me entendiste, quiero que vengas a casa a cenar con nosotros, Salomé insistió, ella quiso agradecer por tu ayuda y se le ocurrió eso, yo no tengo nada que ver, a decir verdad, no es que me agrade mucho la idea, pero por ella hago lo que sea—. Jummm lo que sea... Aún así quiere tener algo conmigo, no supe que excusa sacar para negarme así que decidí aceptar. —Esperaba que apelaras a tu conciencia y dijeras que no— —¡Está bien! No voy, pero mira que le inventas a Salomé por mi ausencia, permiso que llevo afán—. Sigo mi camino y casi lo tumbo al pasar, se hubiera ahorrado tiempo si simplemente no me dice nada, definitivamente debo buscar otro lugar donde vivir. Estuve muy molesta toda la tarde, lo peor es que no vendí ni un dulce hoy, creo que lo mejor es tratar de descansar y relajarme un poco. Ya en mi cuarto tome un baño caliente y puse una película, ni idea cual era, la verdad la puse para tener ruido de fondo. Me aburrí y pasé a acostarme, pero cual fue mi sorpresa al entrar a mi habitación... ¡Damián estaba sentado en mi cama! —¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?— —Por la ventana, necesitaba verte— Mi bata estaba semi abierta y parte de mis senos salían, noté que me miraba así que me tapé un poco. —Vete— —¡No! No me iré hasta que me escuches, no es justo que así nada mas quieras sacarme de tu vida de nuevo, supe que piensas vender la casa—. —Debo alejarme de ti, antes que pase algo de lo que nos vamos a arrepentir luego—. —¡Alicia por Dios! No tenemos 15 años, ¿Acaso no me deseas? No me salgas con esto ahora, que bien te has prestado un par de veces a mis juegos, si no te interesara, no dejarías las cortinas corridas—. No supe qé decir... Se me acercó y me tomó con fuerza entre sus brazos, me levantó la barbilla con los dedos obligándome a mirarlo fijamente... —Dime que no deseas esto tanto como yo y me iré— Su mano fue metiéndose por la abertura de mi bata y poco a poco fue deslizandola hasta el lugar mas sensible de mi cuerpo; luché por controlar mi respiración, mientras Damián jugaba con sus manos acariciándome estratégicame. —¿Quieres que pare?— —No— Me levantó y me puso sobre la mesa, rozó mi muslo con su miembro y me besó apasionadamente; estaba llegando al punto de no retorno, intentaba resistirme, pero mi cuerpo no me obedecía; sus labios se sentían muy calientes, se posó en mi cuello mientras sujetaba mis pechos semidesnudos, en poco tiempo y con delicadeza se deshizo de mi bata. Pasó su pulgar por mi pezón y un pequeño gemido se me escapó. —Esto no está bien Damián, vete por favor — Lo aparté de mi... —¿Segura que quieres que me vaya?— —Si, no compliquemos mas este asunto—. —Está bien, no voy a obligarte, pero estoy seguro que este no será nuestro último encuentro—. Salió por la ventana y se marchó a su casa. ¿Qué le pasa? ¿Qué no le importa su esposa? Estoy muy confundida y la verdad, no sé cómo proceder.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD