Anoche soñé con mamá, me repitió una y otra vez que soy una mala mujer, que estoy actuando mal y que debo castigarme por mi pecado.
No sé hasta que punto esos sueños trabajan desde mi moralidad y se representan con mi madre, tal vez ella es la poca cordura que me queda, lo único que me detiene a no caer en brazos de Damián...
Tengo mucha curiosidad de saber como se encuentra Salomé, deseo ir a investigar, pero no quiero que se incomoden o molesten por mi presencia, total, ¿quién soy yo?
Abrí mi local como de costumbre, personas iban y venían, estuve muy pendiente de su casa, pero no lo vi.
Me invadió el desespero de verlo, así que me acerqué un poco, simulando estar arreglando las plantas del jardín, me arrimé a la cerca que separa nuestras propiedades pero no veía nada, así que subí al árbol, desde allí se lograba tener una mejor perspectiva de toda la casa.
- Alicia, ¿qué haces ahí? - Era la voz de Salomé, me tomó por sorpresa, tanto que resbalé y caí del árbol...
Cuando volví a abrir los ojos, lo primero que vi fue a Damián; yo estaba en mi local, recostada en un sillón que tengo allí.
- ¿Qué demonios hacías subida en ese árbol? - me preguntó
- Quitando unas ramas que están feas - mentí.
- Creí que me buscabas -.
- Pues no, mi mundo no gira al rededor de ti - Quise ponerme de pie, pero un fuerte mareo me tiró de nuevo al sillón.
- ¡Quédate quieta! Te diste un gran golpe, no seas necia -.
- No te preocupes, ya estoy bien, ve a atender a Salomé, ella te necesita mas que yo - no pude disimular mis obvios celos en mis palabras.
- Eso me pasa por estúpido, sabes, aunque no lo creas, me importa lo que pase contigo - se puso de pie y caminó hacia la puerta, pensé que se iría a su casa, pero impulsivamente regresó hacia mi y me dio un apasionado beso, me dejé llevar por instante, pero reaccioné y lo aparté de mi.
- ¡Basta! Esto no está bien, vete - grité muy ofuscada.
Sin responderme nada, se fue.
Tenía un fuerte dolor de cabeza, así que decidí cerrar e irme a la cama.
Ya en mi cuarto y después de cenar, estuve pendiente de la ventana, dejé corrida la cortina, esperaba que apareciera, pero no llegó, así que me fui a dormir.