AGOSTO 15

428 Words
Sus dedos rozando mi piel... Sus labios recorriendo mi espalda... La calidez de sus caricias... Lo sentí tan real, pero fue un sueño, un muy lindo sueño. Me levanté muy tarde hoy, sin ganas de abrir el negocio, preferí quedarme en cama todo el día, pensando en qué hacer, reevaluando mi vida... Comí muy poco, el apetito se me ha ido, no sé qué hacer... A eso de las 4 de la tarde golpearon a mi puerta, cuál fue mi sorpresa al ver que se trataba de Salomé, tenía su pierna enyesada y se apoyaba en unas muletas. —Alicia, ¿Te encuentras bien? Supe que estabas indispuesta y por eso no aceptaste mi invitación a cenar—. —Si, la verdad me he sentido algo mal, he tenido muchas preocupaciones ultimamente y todo eso me afecta— —¿Puedo ayudarte en algo?— —No, es algo que debo resolver sola, gracias por tu ofrecimiento—. —Lamento que no pudiste acompañarnos, quería agradecerte todo lo que hiciste por mí—. —Tranquila, para eso estamos, fue con mucho gusto—. —Bueno, entonces te dejo y espero que soluciones tus cosas pronto, me voy porque me salí a escondidas de la casa y no quiero regaños—. Creo que a Damián no le gustaría saber que ella estuvo aquí, así que no diré nada. Entré y me acosté en el sofá, con el ruido del televisor al fondo, mi mente divagaba, contemplando diferentes posibilidades, pero francamente, en este momento no tengo nada claro, sé que por salud debo alejarme de él, pero... Deseo tenerlo. Nuevamente, fantaseo, lo veo sobre mi tomando mi cuerpo a su voluntad, sucumbiendo ante todo este deseo reprimido que me ahoga... Lo deseo, lo deseo tanto, que en ocasiones olvido que esto no debe ser, no puede ser, no quiero ser su amante, no quiero destruir su matrimonio. Anocheció y subí a mi cuarto; estos calores de la menopausia son horribles, no los soporto así que constantemente me estoy duchando con agua bien fría. Al salir del baño, pude observar desde mi ventana hacia la casa de Damián, estaba ejercitándose... Siempre le gustó mantenerse en forma y con el pasar de los años seguía haciéndolo. Lo observé por varios minutos, hasta que se sentó. En ese instante, recibí un mensaje en mi celular que decía: "¿Te gusta lo que ves?, te gustará mas cuando lo toques y lo beses". ¡Era él! Corrí inmediatamente los cortina, apagué la luz y me fui a dormir.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD