AGOSTO 9

485 Words
- ¡Me voy aunque no quieras! - Fue el grito que me despertó sobre las 5:00 am, me asomé por la ventana y pude ver a Damián discutiendo con Salomé. - Sabes que no me gusta que vayas allá y aún así contra mi voluntad lo haces - gritaba él bastante molesto. Ella hizo caso omiso, se subió al auto y se marchó bastante ofuscada. Quise salir a hablar con él pero me contuve, encendí la luz del cuarto y me senté junto a la ventana, tenía la esperanza de verlo, pero no apareció, así que decidí acostarme de nuevo. Sobre las 8:00 am me levanté, hacía un día hermoso, corrí las cortinas y pude sentir el calor del sol sobre mi rostro; di un vistazo a su casa pero no logré verlo por ahí. Me bañé rápidamente y salí al mercado a comprar algunas cosas que se terminaron y de paso seguir repartiendo volantes por el vecindario y sus alrededores. En la fila para pagar del mercado me lo encontré, estaba en ropa deportiva, vestía una pantaloneta que me dejó admirar esas perfectas piernas y una camiseta algo entallada; sentí como mis mejillas se ruborizaban, él me vió y se me acercó. - Buenos días Alicia -. - Damián buen día, ¿Salomé ya se fue?- Inmediatamente hizo un gesto de desagrado, tal parece que no le gustó mi pregunta. - Si, ya se fue, ¿Te importa? - dijo con un fuerte tono. - Solo preguntaba, perdón por ser metiche, adiós -. Me limité a pagar lo comprado, di la vuelta y me fui, esperaba que me siguiera, pero no lo hizo. Regresé a casa, organicé la despensa y me dispuse a abrir el local; estaba aseando y limpiando polvo cuando llegó a mi puerta. - Alicia, discúlpame, no debí ser grosero contigo, estaba algo molesto -. - Bien, no importa, no tienes que darme explicaciones -. - Sinceramente me molesta que Salomé vaya donde esa mujer, siempre intenta ponerla en mi contra, sabiendo que no es de mi agrado insiste en ir allá -. - Lamento tus inconvenientes con ella, pero creo que no soy la persona mas indicada para darte un consejo al respecto -. Soltó un suspiro y se acercó a ver mis productos, tomó una casta de madera para almacenar los huevos, sacó dinero de su bolsillo, la pagó y se marchó sin despedirse. No lo vi el resto del día. En la noche, hice mi rutina de siempre, tenia la duda si se presentaría en la ventana, pero no lo hizo, la luz nunca se encendió, aun así, deje las cortinas abiertas, intentando darle una señal que aceptaba su propuesta. Me acosté a dormir, con un vacío dentro de mi, con el deseo de verlo semi desnudo a través de los cristales, pero no fue así; espero que ya mañana su animo sea diferente y podamos vernos.
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