MARION Decir que estaba enojada era poco, en realidad estaba furiosa. ¿Como se le ocurría decirme semejante cosa? Se suponía que Vernon se iría con su esposa a su propia casa, y ahora resultaba que quería quedarse con nosotros. — De ninguna manera —le dije con los dientes apretados, mostrando mi inconformidad. — No es mi intención dormir contigo, pero mi papá ha pedido quedarse a dormir en esta casa ¿qué le puedo decir? — La verdad —le dije, aunque en el fondo sabía que no era buena idea Vernon realmente no gozaba de buena salud y eso pude verlo con mis propios ojos. — Me diste cinco días, hazlos cumplir. Si tienes palabra no harás las cosas más complicadas. — ¿Quién dice que te di mi palabra? — Me diste cinco días, recuérdalo bien. — Debí mandarte al suicidio—le dije fulminándo