MARION No podía creer quien estaba frente a mis ojos. Siempre había dicho que las casualidades no existían y ésta no era la excepción. Siempre había sabido jugar mis cartas incluso en contra de Bruno a quien consideraba la persona más astuta que jamás había conocido. Después de todo lo que había pasado no esperaba encontrarme con él como si nada hubiera pasado. Era definitivamente un malnacido por presentarse frente a mí de buenas a primeras. Merecía colgarlo. Preferí ignorar a la persona que estaba frente a mí. Subí las flores a la altura de mis ojos con toda la intención de ocultar mi rostro y evitar contacto, pero no funcionó. — Señorita López ¿podría subir al auto por favor? —volvió a decirme la voz masculina. Bajé un poco más las flores de para descubrir únicamente mis ojos. —