BRUNO Nunca pensé que los labios de Marion fueran a ser una adicción para mi cuerpo. ¿Por qué no se mostró de esa manera conmigo cuando estábamos juntos? Dios, sentir su lengua de esa manera en mi cuello fue lo más excitante que pude haber sentido. Escuchar esa voz que me estaba provocando deseos pasionales por ella. Esa forma de provocarme era única. Se me escapó un gemido cuando mordió el lóbulo de mi oreja. Mantuve mi postura, no quería parecer débil, era yo el que dominaba, me gustaba hacerlo de esa manera, aunque no voy a negar que esa iniciativa por parte de Marion mantenía mi atención. — Una serpiente sigilosa que te mostraría hasta tus deseos más oscuros, o tal vez hará que recuerdes tus pecados —me vio a los ojos mordiéndose el labio inferior— ¿Te imaginas lo que haría al ll