CAPÍTULO IVPor un momento, el Marqués pensó en contestar furioso que quería saber la verdad. Después, tal vez porque a Sedela se la veía tan bonita y emocionada, se encontró diciendo: —Muy bien; nos olvidaremos de todos los problemas y decidiremos qué es importante para mí hacer ahora. —¿Lo dices en serio?— preguntó Sedela—. Y… ¿me atreveré a decírtelo? —Creo que te has atrevido ya a suficientes cosas como para no temer una más— dijo él con cierta ironía. —Entonces, lo que tienes que hacer es ver a todas las personas que estaban tan preocupadas por ti y ahora están contentas de que hayas vuelto a casa. —Creo que ya he oído eso antes— dijo el Marqués, recordando lo que Groves le había dicho mientras le ayudaba a vestir. —Supongo que te lo dijo Nanny. —Nanny y Groves. Estoy seguro de