Inesita recibió a Marypaz con besos, abrazos y un fuerte llanto. Y Betito, ladraba y saltaba frente a su dueña esperando sus mimos. —Estoy bien tranquila, como dice Hugo de Betty: Llegué yo, llegó la magia, llegó el color, llegó la vida —expresó sonriente—, no llores. —La abrazó. —Es que sin usted… ay no. —Se quedó en silencio. Marypaz sintió una opresión en el pecho al escuchar a Inesita, prefirió ignorar ese comentario, se inclinó, abrazó a Betito, lo acarició. —Ya estoy aquí mi bebé, espero te hayas portado bien. —Sonrió. —Que bueno tenerte en casa Marypaz —advirtió Roxanna. Marypaz irguió su postura y la señora Rossi la abrazó. —También estoy feliz de haber regresado, mi primo Thiago es un exagerado, pero bueno, agradezco su atención. Enseguida Inesita, Marypaz y Beto sub