Intento 1

1079 Words
—Toda mi vida he sentido que estoy en una estúpida burbuja de cristal, que me mantiene alejada de todos y ya estoy cansada de eso. Además de ti, y Matías, ¿a quién más conozco...? –refunfuña sentada frente Kelly, en una esquina un poco alejada de los demás. –Lo queje visto del mundo, te puedo decir que no te pierdes de mucho, sí, los paisajes, ríos, manantiales, y todo es hermoso, pero hay guerras, muerte, hambruna y el calentamiento global... de la misma manera que hay cosas hermosas en el mundo, hay cosas horribles. La tierra tiembla, llueve tanto que desborda ríos y represas, o hay tanta sequía que las personas mueres y plantaciones millonarias se seca. Puedo decir Que en parte tus padres te protegen de lo que pasa fuera... –suspiró tomando un poco de agua. –Cuando sea mayor de edad, tomaré el primer tren, avión, o lo que sea que deba tomar para salir de aqui... –¿Así?, ¿Y cómo lo harás?, guardarás a tus padres en el sótano con agua y comida y los dejaras encerrados allí? –bromeó divertida. –No. –enarca una ceja. –Un dia, cuando por fin tome el valor suficiente, tomaré mis cosas, y esperaré que sea media noche, cuando mis padres duerman y no haya nada a l vista, saldré por la ventana o por la puerta de atrás, y me iré sin mirar atrás. –¿y a dónde irás...? —preguntó mirando a todos lados, como buscando algo en especial, pero supongo que me dirá qué cuando lo encuentre. –No lo sé. Podría escabullirme en tu caravana e irme con ustedes a conocer el mundo. Pero creo que serían los primeros a los que mis padres recurrirían en buscar. –rieron divertidas. Fantasear sobre mi inminente libertad es divertido, sobre todo porque por ahora es todo lo que tengo. Kelly sabe muy poco de mi, aunque ella cree saber demasiado. Sabe sobre las restricciones, pero no sobre la cantidad de medicinas que estoy tomando, sabe que mis padres me cuidan, pero no que me sobre protegen de todo, y todos. Es agobiante, pero los conozco lo suficiente para saber que es por eso que enviaron a Matías con sus padres a Alaska. Kelly no lo sabe, pero yo tengo la certeza. Después de todo, ¿acaso es coincidencia que un día después de que Matías y yo habláramos sobre estudiar la universidad en la ciudad, su padre, que trabaja para mí padre, fuese trasladado a él departamento de investigación en Alaska con plazo de ocho años, era lógico que se llevara a toda la familia. No sé cómo lo hizo y tal vez no tenga pruebas de ello, pero estoy segura de que así fue. –Te quería mostrar fotografía de mis... Un aparatoso choque entre ella y el tonto nuevo me sorprendió, sé que es el muevo, ha que conozco a todos desde siempre, y nadie seria tan estupido para chocar conmigo, o siquiera acercarse. –¿qué sucede contigo? –se quejó con dolor Kelly desde el suelo, se veía que está tan sorprendida como yo, no sabe ni de dónde a salido. –deberias fijarte por dónde vas. –murmuré tendiendo la mano a mi amiga, ignorando al tonto ese. –Como sea. –espetó molesto. ¡¡Es una maldita broma!!, el muy imbécil choca y tira al suelo a mi mejor amiga, ¿y es todo lo que dirá?, ¿acaso se volvió loco?, es un estúpido cavernícola, idiota. –¿cual es tu problema? —lo empuja con fuerza y lo tira al suelo. Por un segundo, ella está en shock. No entiende que acaba de pasar, ni de dónde ha surgid toda esa fuerza, si incluso para abrir un frasco de mermelada esa mañana leha pedid ayuda a su padre. —¿Qué es lo que sucede aquí? —llegó enseguida mi madre. Ya sabía qué pasaría, pero soy yo la que no entiende, ¿qué fue lo que pasó?, ¿resbaló?, ¿tropezó?, ¿cómo fue que calló así de fácil? —No importa. –se levantó el bruto greñudo aferrándose a su chaqueta que ahora cierra celosamente y me miró. Eso sí me causó escalofríos. Su mirada de alguna manera por un par de segundos se oscureció, ¡no siquiera sé cómo es es posible!, pero lo hizo, y continuó su camino. –¿Estás bien?, ¿te lastimó?, ¿te hizo algo?, ¿dijo lgo? —me preguntó mi padre con desesperación. Empiezo a pensar que quien debería tomarlas pastillas que tomó para calmarme, debería ser él quien las tome, siempre qué sucede algo conmigo él se pone así de nervioso y es vergonzoso. —¡¡Ana!! —me sacude por los hombros. —estoy bien. –negó con la cabeza viendo sus manos enrojecidas. –ven conmigo –dijo llevándome con él. Sabía que lo haría, ésto es una especie de ritual cuándo me meto en problemas, mi madre se preocupa por los otros, mi padre sale a mi rescate y me lleva con él a su oficina y me da un chocolate caliente, espera que me lo tome, me calme y le cuente cómo me siento. Y en realidad para cuando él vuelve a preguntar, ya no importa, ya no me enoja más. –Espera... –solté su brazo y ayudé a Kelly, todos están tan concentrados en mi, que parece que no han notado que ella aún está en el suelo. –estoy bien, no fue gran cosa. –rie avergonzada. No lo dice, pero lo noto por la manera en su rostro es rosáceo, y su mirada está fija en el suelo. –él es un bruto, y debió pedir disculpas, no irse así nada más. –musitó. –por eso te tengo a ti. —sonrió levantando la mirada a su amiga. ,—tu eres mi ángel de la guarda, ¿y ese empujón?, se lo tuvo bien merecido. —hizo un puchero. Mis padres tienen la mirada fija en mi, y sé que seguramente estoy en problemas, pero empujar a ese tonto ha valido la pena. Aquel muchacho llegó al baño y cerró la puerta con cerrojo, abrió su chaqueta que llevaba celosamente cerrada y vio su camisa, ella lo había quemado. Tenía las marcas de sus manos en su pecho, habían pasado la tela. —Definitivamente es ella. –sonrió
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