- Santiago se quedó inmóvil, simplemente no lograba reaccionar, Lorenza estaba de espaldas frente a él completamente desnuda; colocaba una liguera crema en su cuerpo mientras escuchaba música, sin darse cuenta que estaba siendo observada con total admiración por el mismo hombre que le juro nunca la desearía.
Su piel reflejaba su suavidad y delicadeza, su cabellera aún mojada dejaba caer pequeñas gotas sobre su cuerpo que ahora dejaba ver su madurez. Santiago no emitía ningún sonido, hasta que...
_ Santiago!.
- Un pequeño frasco de loción llegó directamente al rostro de Santiago, haciéndolo despertar de un solo golpe de aquel sueño que presenciaba sus ojos.
_ Qué te sucede Lorenza?!. Me has golpeado!.
- El golpe había sido fuerte y en el blanco.
_ Qué me sucede?. Desde cuándo te volviste tan descarado?. Debiste tocar la puerta!.
_ Lo hice pero no respondías!.
- Santiago intentaba calmar el dolor que seguía sintiendo en su rostro mientras que Lorenza había logrado cubrirse.
_ Entonces debiste esperar afuera!.
_ Lo lamento yo...
_ Sal de mi habitación!.
_ Por favor déjame explicarte!.
- Lorenza empujó a Santiago hasta la puerta haciéndolo salir de su habitación, no permitió una palabra más hasta que Santiago se quedó mirando la puerta que era cerrada de golpe frente a su rostro.
****
- Lía había decidido ir a visitar el lugar en donde quería su nuevo restaurante; estar cerca de Leandro la hacia sentir demasiado estresada, tanto que se había olvidado de la emoción que sentía por lograr hacer algo por si misma a pesar de sus supuestos limitantes, amaba cocinar y hacer felices a otros.
_ Hija!.
_ Papá?.
- Lía entro al lugar, se suponía no debería de estar nadie, pero ahí estaba la persona que menos espero ver.
_ Qué haces aquí?
_ No sabía a dónde ir.
_ Cómo sabes de este lugar?.
_ Escuché a tu madre hablar con tu hermana sobre tu próximo proyecto. Ya es noche, se supone que deberías estar con los Fontana.
_ Necesitaba un momento para enfocarme en mis proyectos.
- Santiago miro a Lía. Durante gran parte de su vida se había alejado de ella, pero a pesar de eso conocía a su hija. Lía era demasiado transparente cuando se trataba de sus emociones, su mirada reflejaba la tristeza que sentía en ese momento.
_ Lía, estás segura que esa es la razón por la que estás aquí?.
_ Cuál otra razón tendría?.
_ Hija se que no he sido un buen padre, me he equivocado mucho, pero a pesar de todo, sé cuándo mi pequeña no esta siendo feliz.
- Habían sido pocas las palabras, pero sorprendentes de escuchar viniendo de un hombre como Santiago.
Lía se acerco un poco más a él, quería asegurarse de que se tratara de su padre de quién venían aquellas palabras; efectivamente era su padre pero la dureza que siempre había visto en él ya no estaba.
_ Te sientes bien papá?.
_ Tampoco tú me crees?.
_ Es difícil creer lo que dices si toda mi vida he visto tu lado difícil.
_ Salgamos de aquí mi pequeña, necesitamos caminar y platicar un poco.
- Santiago y Lía salieron de local, caminaron a un parque cercano y por primera vez platicaron. Santiago ya sabía sobre el éxito de la cafetería de Lía, en secreto se había encargado de difundir la noticia de que la cafetería de su hija era mejor, aunque estás eran actitudes que dadas sus creencias le costaba trabajo confesar. Ahora se daba cuenta de que tenía un largo camino que recorrer para poder cambiar sus ideas, pero estaba dispuesto a hacerlo.
_ Me dirás porqué estás triste?.
_ Solo estoy cansada papá.
_ No me engañas Lía, se que estás triste, esa misma mirada la he visto en otra persona.
_ Te refieres a mamá?.
_ Así es...
- Santiago agachó la cabeza, sabía que era el causante de muchas tristezas provocadas a Lorenza.
_ Papá qué pasó entre mamá y tú?.
_ Eso es algo que solucionare con tu madre, solo puedo decirte que haré todo para arreglar las cosas.
Mi pequeña sé que no confías en mí, no te juzgare por ello pues tienes razón al tener ese sentimiento, pero quiero que sepas que así como haré todo para ser un gran esposo, también lo haré para ser un gran padre. Lía no tienes que quedarte dónde no eres feliz, cometí un gran error al obligarte a casarte, ese matrimonio nunca debió ser y puedes dejarlo atrás si así lo deseas, puedes volver a casa y te aseguro que Piero y Stella lo entenderán.
- Para Lía era sorprendente seguir escuchando a su padre, jamás espero recibir su apoyo, pero por otro lado sentía que lo que había sucedido con Leandro era solo un mal entendido, quizás si lograba explicarle lo qué sucedía podría entenderlo y su actitud cambiaría.
****
- Lorenza miraba su reloj de mano, ya era tarde y no quería regresar a su recamara, no sin antes hablar con Santiago. Por fin había tomado la decisión, su corazón latía rápido y sus manos temblaban, ya no había vuelta atrás y era el momento de ponerle fin a ese matrimonio que había sido un error que ella no deseaba ver, ahora todo era distinto...
_ Estás despierta!.
- Santiago entro a su casa, pensó que Lorenza se encontraba ya descansando; la caminata con Lía se había alargado y ya era tarde.
_ Te estaba esperando Santiago.
_ Enserio?. Yo también quería platicar contigo.
_ Entonces creo que es un buen momento.
- Lorenza se acercó a una pequeña mesa, tomo un sobre y se lo entrego a Santiago el cual fue abierto inmediatamente por él.
_ Qué es esto Lorenza?!.
_ Míralo por ti mismo.
- Santiago leyó aquellos documentos, era claro de lo que se trataba, su rostro pálido volvió a leer aquella palabra que jamás se imagino ver.
_ Divorcio?!.
_ Quiero el Divorcio Santiago.
_ Eso no sucederá Lorenza!.
- Santiago aventó los documentos, cayeron al piso ante la mirada desconcertada de Lorenza.
_ Qué haces?. Porqué te pones así?.
_ Enserio, aún lo preguntás?.
_ Llevas toda una vida deseando esto, si te preocupa lo que pueda pedir, puedes leer cada documento y darte cuenta que te estoy pidiendo nada.
_ Crees que eso es lo que me preocupa?
_ Esa era una de las razones por la que por mucho tiempo no me pediste el Divorcio.
_ Lorenza, solo escúchame!.
_ Santiago tenemos que terminar con esto, nuestras hijas ya han crecido y tú... tú jamás me has amado. Lamento no ver las cosas como tú desde antes, pero estamos a tiempo de solucionarlo.
_ Eso es exactamente lo que deseo Lorenza, quiero solucionarlo, quiero arreglar las cosas.
_ Entonces, es momento de divorciarnos.
_ No Lorenza, no pienso renunciar a tí.
- Santiago camino a prisa a su despacho, azotó la puerta y sin poderlo evitar comenzó a destrozar todo lo que encontró, las lágrimas comenzaron a cubrir su rostro y tomo su cabello con desesperación; jamás creyó que esto pasaría y ahora no sabía cómo podía evitarlo.
Lorenza continuaba de pie en la enorme sala, seguía impactada por las palabras de Santiago, de repente todo aquel escándalo proveniente del despacho la hizo volver en sí, pero por primera vez no deseaba tener una respuesta de aquel comportamiento que Santiago mostraba, ahora solo deseaba salir de aquella casa que por mucho tiempo llamo hogar.